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Se lo envío por dron

Se lo envío por dron

Estados Unidos autoriza por primera vez el uso de vuelos no tripulados para el reparto a domicilio. Wing, una 'startup' de la matriz de Google, recibe la licencia para operar en dos zonas rurales de Virginia

Sábado, 27 de abril 2019, 22:45

El 7 de agosto de 2018, Brianna Smith trasteaba con su teléfono móvil y le daba a la casilla de 'Confirmar pedido' desde el sofá de su casa en una zona boscosa de los montes de Virginia. Poco después salía al jardín con Jack, su hijo de dos años, y recogían un paquete caído del cielo -en realidad, descendido con una cuerda desde un dron- con los helados que había comprado. Aquello fue solo un experimento, el transporte desde una tienda virtual a una milla de distancia, pero también fue el adelanto de lo que está por venir y una nueva forma de reparto que acaba de autorizar la Administración Federal de la Aviación de los Estados Unidos (FAA).

Wing, la 'startup' participada por Alphabet, la matriz de Google, se ha convertido en la primera compañía con una licencia gubernamental para enviar paquetes mediante drones en Estados Unidos. En realidad su permiso se restringe a dos comunidades rurales del Estado de Virginia, al este del país, con lo que solo ha conseguido dar un pequeño paso, pero destaca porque es sin duda el primero de los muchos que le esperan al negocio del servicio a domicilio.

Progresión

  • Ensayo en Australia En 2014, Wing ya tenía un vehículo y software de prueba, así que el equipo voló a Queensland (Australia) y entregó golosinas en un rancho.

  • Burritos en Virginia El siguiente experimento de la compañía fue mandar burritos a alumnos voluntarios en el campus de la Virginia Tech.

  • Vacunas en una isla Unicef hizo historia en diciembre de 2018 al llevar hasta un recóndita isla del Pacífico Sur una vacuna para una recién nacida.

Así lo entiende James Ryan Burguess, del Proyecto Wing, quien celebra este hito en el sector. «Es muy emocionante haber conseguido la aprobación de la FAA para poder llevar a cabo un negocio con la tecnología que hemos desarrollado», señaló.

La empresa ha tenido que preparar a sus pilotos como si fuera a poner en marcha una aerolínea, con las mismas rutinas y protocolos de seguridad. Hasta ahora los drones tenían que volar a más de 400 pies (122 metros), siempre de día y estar a la vista de sus operadores. Y tienen prohibido hacerlo cerca de los aeropuertos, las bases militares, zonas de riesgo de incendios o estadios deportivos. Además, se mantiene la obligación de evitar las zonas urbanas y las multitudes. En cualquier caso, poder operar en Blasckburg y Christiansburg, las dos comarcas rurales de Virginia elegidas, es un gran avance y abre de par en par una puerta a nuevas solicitudes de Wing y la competencia.

El Gobierno de los Estados Unidos sabe que queda un largo camino por recorrer y legislar. Por eso puso en marcha un programa piloto de integración en el que el Departamento de Transporte seleccionó diez proyectos de empresas como FedEx, Flirtey o Amazon. Este programa, aprobado en octubre, está diseñado para permitir a los gobiernos estatales y locales probar vuelos más complejos que los permitidos por las regulaciones actuales, que obligan a no perder de vista el dron. Mientras, la NASA trabaja en el marco de un sistema de tráfico aéreo de baja altitud.

Más ecológico

La salida al mercado de aviones no tripulados más económicos ha disparado su venta. Solo en Estados Unidos, cerca de un millón de aficionados han registrado al menos un dron en la FAA desde 2015. Se calcula que este año la cifra crecerá hasta los dos millones.

Las compañías de mensajería hace tiempo que olfatearon una nueva vía de negocio y llevan años urdiendo su futura línea de expansión gracias al dron. Wing, antes del experimento de los helados para Brianna y Jack en Virginia, ya hizo algunas pruebas, con la ayuda de una 'foodtrack' de comida rápida -Chipotle Mexican Grill- para enviar con vuelos no tripulados burritos calientes a voluntarios hambrientos en el campus de la Virginia Tech. No es casual la selección de helados o comida recién cocinada, pues una demora en el vuelo ocasionaría que llegaran desechos o fríos.

Las empresas interesadas argumentan que el dron permitiría reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono y aliviaría el tráfico rodado. Ninguna recuerda que en vísperas de las últimas Navidades hubo que cerrar el aeropuerto de Gatwick, el segundo más importante de Londres, por la presencia de drones. Una medida de este calado dejó atrapados a cerca de 100.000 viajeros.

Los llamados vuelos más allá de la línea de visión ofrecen una oportunidad comercial incalculable, pero también encierran una dificultad técnica para garantizar que no se van a estrellar contra otra aeronave, que no se van a utilizar para actos terroristas o para mejorar el espionaje o que, casualmente o no, no violen la intimidad y la privacidad de los ciudadanos.

Los drones de Wing, mientras, ya están preparados para repartir sus paquetes más rápido que nadie, con doce rotores que les permiten despegar en vertical y otros dos para avanzar en horizontal a una velocidad máxima de 137 km/h, suficiente para que los helados de Brianna y Jack lleguen congelados.

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