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El estrés saca las canas

Un laboratorio de Harvard demuestra en ratones sometidos a angustia prolongada el mecanismo de la aparición prematura de las canas

ANTONIO CORBILLÓN

Lunes, 27 de enero 2020, 20:12

La historia y sus leyendas refleja varios casos de conocidos personajes a los que su cabellera negra se les volvió blanca de la noche a la mañana. Cuando María Antonieta (1755-1793), esposa de Luis XVI, ingresó en la cárcel de la Bastilla, todos recordaban su abundante mata de pelo negro. El día que salió camino de la guillotina se le había vuelto completamente blanca. Desde entonces, se habla del 'síndrome de María Antonieta' para quien sufre este repentino cambio de tono capilar. Curiosamente, solo se aplica a las mujeres. Cuando le sucede a un varón, entonces se habla de 'síndrome de Tomas Moro' (1478-1535), escritor británico que sufrió lo mismo que la reina de Francia mientras esperaba su ejecución encerrado en la Torre de Londres.

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¿Canas repentinas debido a la angustia o el estrés? En realidad, hay una parte errónea del mito. Hay personas que, ante situaciones angustiosas, padecen un tipo de caída del cabello conocida como alopecia areata, que provoca la pérdida de los cabellos con pigmento (negro, rubio, pelirrojo) y hace más visibles las canas.

El debate científico y social sobre la influencia de una vida estresada en el envejecimiento del cabello ha recibido teorías en uno y otro sentido que no dejaban de darse la réplica. Pero un informe desarrollado durante años en la Universidad de Harvard (EE UU) y publicado ayer en la revista 'Nature' muestra evidencias de esa conexión entre presión vital y pelo blanquecino. Un amplio equipo dirigido por el biólogo experto en células madre Ya-Chiech Hsu descubrió que el estrés provoca que los nervios involucrados en dar una respuesta a esta situación bombean una hormona que elimina las células madre que fabrican los pigmentos capilares.

Los nervios del sistema simpático son los responsables de que el cuerpo responda a la presión externa. Y su efecto llega hasta los folículos pilosos de la piel. En ellos hay células madre que, cuando nace un nuevo cabello, se convierten en pigmentos (melanocitos). De hecho, el color del pelo depende de la mezcla de compuestos de melanina que absorben la luz que producen los melanocitos.

«El pelo gris no se reduce a algo que has hecho, sino a factores genéticos»

Hsu y sus colegas hicieron las pruebas en ratas. Mantuvieron a los roedores estresados de lunes a viernes durante cuatro horas, con cambios continuos de temperatura, iluminación e inclinación de sus jaulas. Con el tiempo, las cobayas comenzaron a mutar su pelaje hacia tonos grisáceos. En las pruebas de ensayo-error se consideraron teorías que resultaron fallidas. Pensaron que podía deberse a un ataque inmune en las células productoras de pigmento. Pero los ratones sin esas células también se volvían grises. Después, Hsu buscó respuestas en el cortisol, una hormona que aumenta como respuesta al estrés. Nuevo callejón sin salida: las ratas sin cortisol también blanquecían.

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Ratas estresadas

La clave estaba en los melanocitos. La presión vital continuada hizo que el sistema nervioso bombeara noradrenalina a la base del folículo piloso. Esta hormona es la culpable de que las células madre, reconvertidas en melanocitos se descompongan. Y de que, cuando el pelo trate de regenerarse, se reduzcan o desaparezcan las células productoras de pigmento.

Estudios como el del dermatólogo Howard Brooks (director del Cosmetic Dermatology Centre de Washington) habían teorizado que el estrés en humanos provoca efluvio telógeno, que hace que el cabello se caiga más rápido de lo que debiera. «Cuando vuelven a crecer tienen menos pigmento, por esos son grises», concluyó.

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Si hay alguien con presión es el hombre más poderoso de la Tierra. Por eso, Brooks se fijó en Bill Clinton, George W. Bush o Barack Obama. Bush (hijo) dijo que, cuando dejara el cargo, «me voy a mirar en el espejo y me gustará lo que veo, excepto tal vez por el cabello gris». Mucho más evidente fue Obama, que dejó el sillón presidencial con 50 años y una prominente cabellera gris sobre fondo negro. «El pelo gris no se reduce a algo que has hecho, sino a factores genéticos fuera de tu control», indica la dermatóloga Nina Goad.

Para Ya-Chiech Hsu, sus hallazgos pueden ir mucho más allá de la estética capilar. Su equipo de Harvard quiere avanzar sobre la posibilidad de que un mecanismo similar al de la pérdida de propiedades del pelo sea el responsable del envejecimiento en general. «Definitivamente, hay respuestas compartidas entre cómo las células madre de melanocitos responden al estrés y cómo responden al envejecimiento», explica en su artículo de 'Nature'.

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Este biólogo celular admite que «harán falta años de arduo trabajo para desarrollar un tratamiento seguro y efectivo para detener el cabello canoso». Y aún más tiempo lograr indicios sobre si «el estrés podría acelerar los procesos de envejecimiento».

FALSOS MITOS

  • 1. Señal de vejez. Mucha gente joven tiene canas por déficit de melanina.

  • 2. Al arrancarlas salen más. Incierto, aunque daña los folículos pilosos.

  • 3. Con canas no hay calvicie. Son más gruesas, pero siguen idéntico ciclo que el resto del cabello.

  • 4. No salen por genética, ni influyen los hábitos de vida. Hay algo genético en ellas (padres canosos suelen tener hijos propensos). Pero llevar hábitos de vida insanos es clave también para el deterioro capilar: fumar, alcohol, exceso de peso, estrés... La falta de vitamina B12 también se asocia a su aparición.

  • 50% del color del pelo se pierde a la edad de 50 años. Lo llaman la 'regla de oro'. El 74% de las personas entre 45 y 65 años tienen canas (con una intensidad promedio del 27% de cuero cabelludo). En general, los hombres tienen más canas que ellas. Y los caucásicos superan en 'nieve' capital a asiáticos y africanos.

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