No se sabe si la familia se apellidaba Colmenero o Colomero. No se sabe si el patriarca se llamaba Higinio o Virginio. No se sabe si era capitán o teniente de la Guardia Civil. Por no saberse, no se sabe siquiera si tenía dos hijas ... o dos hijos. Lo que sí se sabe es que en verano de 1915, en su casa empezaron a oírse unos extraños ruidos que no parecían venir de ningún sitio. El caso saltó a los medios, entre ellos LAS PROVINCIAS, y el número 7 de la plaza del Esparto, en plena Ciutat Vella, fue el edificio que albergó el primer caso poltergeist recogido en los medios de España.
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Todo empezó un día de principios de verano de hace 106 años, cuando se empezaron a escuchar ruidos en las paredes. Eran golpes que asustaban a toda la familia. Llegaron a llamar a las autoridades, que comprobaron que los ruidos existían pero que, en realidad, no sabían de dónde venían. Los misteriosos sonidos se escuchaban en un pilar o en la chimenea, pero no terminaban de encontrar el motivo de los mismos. De hecho, al inmueble, que hoy es el número 5 de la misma plaza, acudió incluso una cuadrilla de albañiles que se dedicó a poner la casa patas arriba intentando encontrar algún problema en las cañerías o en las paredes que provocara los misteriosos sonidos, que se repitieron periódicamente durante todo el verano.
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La primera explicación llegó rápidamente. La familia vivía en el entresuelo, por lo que pensaron que eran los inquilinos de la planta baja o del primer piso. Sin embargo, ellos explicaron que también escuchaban los ruidos, aunque más atenuados. «Nosotros no somos», debieron decir. De hecho, parece que incluso vecinos de edificios cercanos los escuchaban, aunque no les molestaban tanto como a los Colmenero. O Colomero.
La zona era muy transitada. Se encuentra muy cerca del Mercado Central, por lo que era un enclave de paso para cientos de personas en la Valencia de principios de siglo. Aunque la ciudad no era entonces la urbe cosmopolita que es ahora, también llegaban las noticias del auge del espiritismo que se daba en otras ciudades del mundo, como por ejemplo Londres o Barcelona. Mediums, mesas parlantes... toda una industria se formaba alrededor de la supuesta comunicación con el Más Allá. Por tanto, la posibilidad de que en un edificio de Valencia hubiera un «duende», como se le conoció, pronto corrió de boca en boca. Y de periódico en periódico, claro. Lo publicó LAS PROVINCIAS, obviamente, pero también 'El Pueblo' o 'El Mercantil Valenciano'.
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No es, por tanto, extraño descubrir que decenas de personas se congregaban por la tarde, que es cuando empezaban los ruidos, a las puertas de la casa esperando escucharlos. Tanto es así que la Policía Local tuvo que acordonar la zona y evitar el acceso para así reducir las posibilidades de altercados. La muchedumbre quería entrar al edificio, pero ni la familia ni las autoridades querían que la casa se convirtiera en un circo.
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Álex Serrano
Álex Serrano
De hecho, el gobernador civil y el alcalde organizaron un día un auténtica operación policial. Acudieron al edificio en julio de 1915 con hasta 40 agentes de policía, que no sólo levantan paredes para intentar buscar una explicación a los extraños sucesos, sino que además interrogan a todos los vecinos de la zona. No concluyen nada. O mejor dicho, el gobernador civil da una explicación que parece poco probable. Según él, debía ser «un tabique vibrante», aunque no parecía muy convencido, tal como lo reflejan los periódicos de la época.
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La web Valencia Bonita da otra explicación, que habla de otro hombre que quería obtener el edificio en subasta. Al parecer, vivía en un piso que estaba pared con pared con el número 7 de la plaza del Esparto, por lo que tendría fácil provocar los ruidos que más tarde serían interpretados como fenómenos paranormales. Si los Colmenero abandonaran el inmueble, podría comprarlo sin problemas.
Los sonidos desaparecieron el 22 de julio, sin previo aviso. Sin que nada cambiara. De un plumazo, toda la expectación creada y, también, el malestar que los golpes provocaban en los Colmenera se desvanecieron. La normalidad volvió al número 7 de la plaza del Esparto, que se conoció como la casa de Tócame Roque. Es el primer poltergeist registrado en España que, además, provocó la intervención policial.
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Y todo ello ocurrió en un contexto internacional donde el espiritismo estaba al orden del día. O de la noche, si se permite el juego de palabras. Miles de supuestas médiums (era una ocupación llevada a cabo sobre todo por mujeres) se podían visitar en toda Europa. Algunas de ellas, incluso, eran capaces de manifestar supuestos ectoplasmas, sustancias fantasmales que venían del Más Allá. La incipiente fotografía, de hecho, registró alguna de estas imágenes, tanto en Europa como en Estados Unidos, donde se hicieron famosas las hermanas Fox, que a mediados del siglo XIX crearon toda una industria alrededor de los poltergeists que se manifestaban cuando ellas estaban presentes. Ahora parece comprobado que era la hermana mayor la que provocaba los ruidos.
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