La semana en que Xirivella no pudo dormir

Hubo una semana, en junio de 1999, en la que Xirivella no pegó ojo. Esta tranquila localidad de l'Horta vivió un caso tan espectacular que sorprende que en los anales de eso que se hace llamar periodismo del misterio no sea tan conocido. En la vuelta de esta sección a LAS PROVINCIAS, repasaremos un episodio similar al que vivió a principios de siglo el número 5 de la plaza del Esparto en Valencia, un fenómeno poltergeist de tal magnitud que obligó a intervenir a la Policía Local.

Los hechos se remontan a tres meses antes de lo ocurrido en aquel caluroso verano de finales de siglo. Entonces, Raúl y otros cuatro amigos practicaron el conocido como juego de la ouija en su instituto. Tras un rato sin que pasara nada, y cuando ya se tomaban a broma la práctica, que es de todo menos un juego, una presencia apareció. Comenzaron a ocurrir sucesos extraños: susurros que venían de algún punto perdido en la penumbra del aula de Tecnología donde, con chapas viejas, habían creado el tablero; golpes misteriosos que hacían atronar la sala, incluso una bajada evidentísima de la temperatura.

La presencia se comunicó con los jóvenes a través del tablero. «Nos decía cosas rarísimas, como que se quedaría con nosotros dividido en cinco hasta que cerrásemos la comunicación y le dejásemos en paz», contó Raúl en el libro «Casas encantadas: cuando el misterio cobra forma», del periodista Francisco Contreras Gil. Tres jóvenes salieron huyendo mientras dos se quedaban sin saber qué hacer. Fue entonces cuando, como veremos más tarde, la extraña presencia se quedó con ellos.

Y Raúl se la llevó a casa. Siempre según el relato que hacen los propios protagonistas en la obra de Contreras Gil, los golpes se dejaron sentir primero en la habitación del joven, que se lo contó a sus padres. Ellos, como es normal, no terminaron de creerle. Sin embargo, a la noche siguiente, en la madrugada del miércoles al jueves, los sucesos se repitieron. Y ahora sí que no se podía negar. «Al día siguiente, a las diez de la noche, la casa parecía que iba a venirse abajo. Cuando me fui a acostar un fuerte golpe sonó en el techo del comedor y de ahí muchos más de forma repetitiva, como si fueran de una maza o algo parecido. Incluso podían oírse pasos por todo el piso que provenían de la vivienda de arriba, pero allí no habitaba nadie», cuenta Raúl en el libro de Contreras.

Los sucesos se repitieron varios días. Tanto fue así que, como en Vallecas antes, en el que es sin lugar a dudas el expediente X más famoso de la historia de España, la familia tuvo que reclamar la ayuda de una estupefacta patrulla de la Policía Local de Xirivella, que firmó un parte de intervención tan sorprendente como poco común, porque los agentes fueron testigos de lo desconocido. «Se pueden escuchar repetidos golpes, al parecer efectuados por algún objeto contundente, sin poder determinar en un principio su causa», indica el parte. «Una vez descartadas todas las posibilidades lógicas de la procedencia de los golpes, se desconoce por completo esta, informando a la fuerza actuante que se trata de un caso un tanto desconcertante», finaliza el documento.

Pero ahí no terminaron los sucesos, porque Manuela, al ver que la situación no se solucionaba, llamó a quien siempre llamas cuando tienes un problema y las autoridades no lo solucionan: a la prensa. En este caso, a los periodistas del programa 'Punt de Mira' de la extinta Canal 9, para que grabaran la visita a la casa de una supuesta médium. La policía tuvo que intervenir también ese día, aunque no está muy claro por qué. El parte únicamente habla de que al acudir vieron a la médium con un líquido blanquecino, presuntamente ectoplasma, en los brazos y una rudimentaria ouija en la mesa del comedor.

Los testimonios son confusos en este punto. Algunas fuentes indican que una misteriosa voz que salía de la nada llegó a decir, en la propia casa, que era Satanás (en este tipo de fenómenos siempre aparece el Diablo, como si el rey del infierno no tuviera nada mejor que hacer que asustar a adolescentes). El Ángel Caído, supuestamente, pedía que cerraran la comunicación y le dejaran en paz. No hay constancia de que los sucesos se repitieran en las casas de los otros jóvenes, que en teoría habían dejado el 'teléfono' sin colgar también.

Los sucesos, tal como aparecieron, desaparecieron. Sin más aviso. La familia siguió adelante y no hay constancia de que el misterio les siguiera allá donde fueran. Ocurrió exactamente lo mismo en el caso del duende de la plaza del Esparto de Valencia, aunque en esta ocasión el fenómeno llegó a necesitar la intervención de las autoridades municipales: el arquitecto del Ayuntamiento llevó a cabo una inspección del edificio para comprobar si los ruidos se podían estar efectuando desde una casa cercana.

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De cualquier forma, lo cierto y verdad es que el expediente de Xirivella, pese a ser desconocido, es una de esas rara avis en la fenomenología del misterio en España porque obligó a intervenir a unos sorprendidos policías. La frase final de su primer informe, «es un tanto desconcertante», evidencia a las claras lo que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado sienten cuando se enfrentan cara a cara con fuerzas extrañas.