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efe
Lunes, 20 de septiembre 2021, 02:09
Una cierva dibujada en roca de pizarra con trazos únicos cerrados y mediante piedras muy cortantes. Un esbozo con más de 20.000 años que se ha convertido en el último hallazgo del enclave rupestre hispanoluso Côa-Siega Verde, en plena frontera de la cuenca del Duero y catalogado como Patrimonio de la Humanidad.
Se trata de un grabado localizado en el valle portugués del río Côa (afluente del Duero), en una roca que ya estaba partida y con más de 20.000 años de antigüedad, relata a EFE Thierry Aubry, el arqueólogo del Côa. Llama la atención la gran cantidad de uros que hay representados, incluso uno que tiene una dimensión de 3,5 metros.
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A diferencia del resto de representaciones de ciervos, el ojo de esta cierva no es circular, «es muy simple», ya que está representado por una línea. Su cabeza es «muy pequeña», en proporción al resto del cuerpo, y su estilo y la técnica se basan en trazos cerrados y únicos, realizados por incisión en la roca con piedras muy cortantes.
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