Le Scouarnec ya fue juzgado por algunos de estos abusos en 2020. Reuters

Francia afronta el juicio al mayor depredador pedófilo de las últimas décadas

Tras el 'caso Pelicot', empieza este lunes en un tribunal de Bretaña el proceso del cirujano Joël Le Scouarnec, acusado de haber violado o agredido a cerca de 300 niños y niñas durante 25 años

Enric Bonet

París

Lunes, 24 de febrero 2025, 00:07

Apenas dos meses después de la sentencia del 'caso Pelicot', todo está listo en Francia para el inicio del juicio de otro caso XXL de ... violencia sexual. Este lunes empieza en un tribunal de Bretaña el proceso judicial al cirujano Joël Le Scouarnec, de 74 años, acusado de haber violado o agredido a cerca de 300 menores de edad durante más de dos décadas. Este depredador se benefició de su condición de médico para llevar a cabo una parte significativa de sus agresiones. No solo se aprovechó de que muchas de sus víctimas estaban anestesiadas, sino también de la impunidad de su estatus social, así como los fallos de una administración sanitaria que no reaccionó a pesar de varias advertencias.

Publicidad

Le Scouarnec es sospechoso de haber abusado de 158 niños y 141 niñas, cuya media de edad era de 11 años cuando sufrieron esas agresiones. Los hechos ocurrieron entre 1989 y 2014, aunque los investigadores no descartan que ya hubiera violado antes. «Se trata del mayor dosier de pedocriminalidad en Francia, es el dosier que cuenta con un mayor número de víctimas agredidas o violadas por un solo hombre», explicó una fuente judicial al diario 'Le Figaro'. Como sucede con todos los juicios por violación en el país vecino, cualquiera de las víctimas dispone de la potestad de pedir en la primera audiencia que todo el proceso se celebre sin la presencia de periodistas ni público.

En las audiencias de este macro-juicio en Vannes, que durará hasta junio y por el que se ha habilitado un edificio específico, no se tratarán todas las agresiones de Le Scouarnec. Muchas de sus víctimas no tuvieron constancia de ello hasta años más tarde, cuando ya eran mayores. Para una quincena de ellas, los hechos ya han prescrito. Y en el caso de cuatro -entre ellas, había dos sobrinas, una vecina y una paciente- ya consiguieron que se hiciera justicia a finales de 2020, cuando lo condenaron a 15 años de prisión. Fue debido a uno de esos últimos abusos que lo detuvieron en 2017 y así se acabó con décadas de impunidad.

«Afortunadamente, esa niña habló y eso sirvió para detener a ese depredador», reconocía hace unos años la abogada Francesca Satta sobre el rol decisivo de esa vecina, de 6 años, para que saliera a la luz este caso tentacular. Después de que el cirujano la penetrara en su vagina con los dedos a través de las vallas que separaban sus respectivos jardines, esa niña tuvo el coraje y la inteligencia de decírselo a su madre. Esta lo denunció a la Policía, cuyo trabajo resultó clave para descubrir este affaire. Especialmente, el de una gendarme que halló una de las pruebas clave: el diario personal del doctor.

Publicidad

«Era alguien todopoderoso»

De la misma manera que Dominique Pelicot grabó en video y almacenó en su ordenador decenas de violaciones colectivas sobre su entonces mujer Gisèle, Le Scouarnec relató por escrito sus abusos pedófilos. Las notas en su diario solían empezar con una indicación del lugar, por ejemplo, «En la habitación» o «En mi despacho». A menudo se refería a sus víctimas, a las que llamaba como »mi pequeña« o »mi querida«. E, inmerso en su perversidad, hizo dos listados, cuyos títulos eran »coñito« y »pollita«, con 200 nombres de los menores a los que abusó.

Cuando registraron su domicilio, encontraron centenares de muñecas. Una de ellas la tenía en el sofá y medía 1,10 metros. También había consoladores y centenares de imágenes pedopornográficas, tanto en un clasificador como en su ordenador. En 2005, de hecho, ya lo habían condenado a cuatro meses de prisión condicional por posesión de imágenes de ese tipo. Pero la investigación se quedó entonces en la parte más superficial de su comportamiento.

Publicidad

Eso le permitió seguir abusando durante más de una década, tiempo en el que sumó más de 50 víctimas. Dos de sus compañeros médicos -uno de ellos después de que le hiciera comentarios insinuantes a su hija pequeña- avisaron a los superiores del hospital. Pero no tuvo ninguna consecuencia para ese cirujano, que incluso consiguió en 2015 una autorización para jubilarse un año más tarde. En una entrevista para la cadena de televisión France 3, el periodista Hugo Lemonier, autor del libro 'Piégés. Dans le journal intime du Dr Le Scouarnec', resumió este caso con una fórmula lúcida: «Nadie quiso ver al depredador debajo de la bata. Era un cirujano y nadie pone en duda el comportamiento de un cirujano. (…) Era alguien todopoderoso».

La Iglesia francesa denuncia los «hechos incalificables» en el internado de Bétharram

El inicio de este juicio coincide con otro caso de abusos que está haciendo correr ríos de tinta: el del internado católico de Notre-Dame de Bétharram, en el suroeste del territorio galo. A pesar de que este 'affaire' tiene una gran repercusión mediática debido a la posible implicación de François Bayrou -una profesora, un juez y un gendarme acusan al primer ministro de haber tenido constancia de ello en los años noventa, algo que el dirigente centrista niega-, su gravedad también radica en el elevado número de víctimas: al menos 112.

La Iglesia francesa denunció esta semana «los hechos graves» e «incalificables que sufrían los niños escolarizados en ese centro», donde la mujer de Bayrou daba clases de catequesis y se educaron varios de sus hijos. En un comunicado describió esos abusos, cometidos por obispos y otros trabajadores del internado, como algo «en contradicción total con el espíritu de la educación católica, basada en el respeto de la persona humana y su dignidad». Además, lamentó la falta de controles e inspecciones educativas en ese centro, donde se impuso durante décadas un clima de impunidad. También pidió «un gran plan de protección de los niños en todos los espacios educativos, ya sean públicos o privados».

La Iglesia gala se ha visto salpicada los últimos años por múltiples casos de abusos sexuales, entre ellos, la revelación el pasado verano de las numerosas agresiones cometidas por el abate Pierre, fundador de los traperos de Emaús. Ante esta sucesión de episodios, las autoridades eclesiásticas impulsaron un ambicioso informe, publicado en 2021, que documentó entre 2.900 y 3.200 acciones pedocriminales por parte de religiosos desde 1950.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€

Publicidad