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Muchos gorriones comen hasta de nuestra mano. R.C.
Los gorriones pierden el miedo en las ciudades

Los gorriones pierden el miedo en las ciudades

Cada vez se acercan más a los humanos porque han aprendido que si no se espantan obtendrán alimentos. Lo que estos pájaros desconocen es que la comida basura perjudica su salud

JAVIER GUILLENEA

Lunes, 8 de julio 2019, 14:09

Antes eran las palomas. Nos sentábamos en la terraza de un bar y aparecían ellas dispuestas a buscar comida entre nuestros pies o asaltar las mesas recién abandonadas, aún con los restos del desayuno. Ahora siguen llegando, pero no están solas. Ya no son las únicas que buscan alimento en nuestras sobras. Se les ha unido el club de los gorriones. El Passer domesticus es pequeño, muy ágil, persistente e inteligente. Tampoco es que necesite mucha más presentación porque es una de las aves más comunes que existen. Es un pájaro que hemos visto toda la vida; se podría decir que nos ha acompañado desde nuestro nacimiento, que forma parte de nuestro paisaje vital, de nuestros recuerdos visuales y auditivos, y también que nos resulta mucho más simpático que las palomas. Se les ve tan frágiles y vulnerables que despiertan un difuso instinto maternal. Dan ganas de cuidar a los gorriones. O daban.

Vamos a la terraza del mismo bar, nos disponemos a sentarnos en una silla y nos detenemos ante la visión de un reguero de excrementos en el respaldo. Apoyamos la mano en la mesa para mirar mejor y sentimos algo resbaladizo bajo la palma. Hemos aplastado un montoncito de los mismos excrementos, todos ellos producidos por nuestro amado gorrión.

«Los pájaros osados viven más que los tímidos»

Mario Díaz, Ornitólogo

Cada vez se acercan más a nosotros; es como si nos hubieran perdido el respeto y no les diéramos miedo. Hace años estos pequeños pájaros solo se dejaban observar a distancia; en cuanto nos acercábamos a ellos huían volando, pero su actitud ha cambiado. En vez de escapar, se posan en el respaldo de una silla, a medio metro escaso de distancia, y ahí se quedan, a la espera de que caiga algo mientras miran a su proveedor de alimentos con la cabeza ladeada. A veces da la impresión de que están por todas partes, de que nos tienen rodeados.

RC

Hace unos 10.000 años, los gorriones se dieron cuenta de que junto a nosotros la vida les era más fácil. Desde entonces nos han seguido a todas partes y han desarrollado una relación de dependencia con los humanos tan estrecha que es casi imposible hallar este tipo de pájaros lejos de los núcleos habitados por el hombre. A diferencia de las zonas rurales, en las urbanas hay mucha más comida y menos depredadores. Además, caen bien y algunos parecen saberlo.

«Los factores de su declive nos afectan a nosotros»

Beatriz Sánchez, SEO Birdlife

«En las ciudades, sus distancias de huida son más pequeñas que en el medio natural, se han acostumbrado a estar más cerca de nosotros, lo que para ellos es una ventaja adaptativa», explica Beatriz Sánchez, responsable de Biodiversidad Urbana de SEO Birdlife. Los gorriones se han percatado, por ejemplo, de que cuando un humano pasa cerca de su nido les trae cuenta soportar su cercanía. Cuanto más resistan sin escapar, más tiempo podrán pasar protegiendo a sus pollos.

En su proceso de adaptación, saben también que el mundo es de los audaces. «Los individuos más osados, los que aguantan la presencia humana sin espantarse, viven más y tienen más descendencia que los tímidos», dice Mario Díaz, ornitólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales. En el mundo de los gorriones, la valentía sale rentable. «El que aguanta más tiene más tiempo para encontrar comida; los que se espantan acaban muriendo de hambre».

«Han emigrado a zonas de logística alimentaria»

Jonás Sánchez, Anecpla

El proceso de selección está en marcha. Los pollos aprenden de sus padres que permanecer junto a los humanos es beneficioso para ellos y resisten más segundos sin escapar, pero aún es pronto para saber si acabarán tomándose tantas confianzas como las palomas. Quizá nunca se sepa, porque puede que sea tarde para comprobarlo. En su mayor cercanía con el hombre está su éxito, pero también su fracaso. Los gorriones son granívoros, aunque tampoco les hacen asco a los bichos.

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