A qué grados poner la temperatura de la nevera para ahorrar luz

La nevera es uno de los pocos electrodomésticos de nuestro hogar que no podemos tener nunca apagado, por lo que su consumo es especialmente relevante a la hora de tratar de ahorrar unos euros en nuestra factura eléctrica. Sobre todo, porque al estar siempre encendida acaba representando uno de los mayores importes a nuestro recibo. De ahí que la temperatura a la que tengamos nuestro frigorífico puede suponer un porcentaje de descuento importante a final de mes. O al revés, un sobreprecio.

La clave está en encontrar el equilibrio entre una escala de grados que no conviertan la nevera en un congelador, ni sea una temperatura tan alta que no conserve en buen estado nuestros alimentos o no los mantenga lo suficientemente frescos.

Entonces, ¿a qué temperatura es mejor tener la nevera para que los alimentos estén frescos pero nuestra factura no se resienta? La ideal depende de múltiples factores. Entre ellos, la cantidad de alimentos que tenganmos en ella o el funcionamiento del electrodoméstico. La temperatura idónea debe oscilar entre los 3 y 4 grados, según recomienda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), y -18 grados en el caso del congrelador. En cualquier caso, la temperatura de referencia debe estar en 4 grados e ir jugando con uno arriba o abajo según la carga de la nevera.

Pero, no sólo los grados nos ayudan a ahorrar en la factura. Hacer un buen mantenimiento de la nevera, mantener limpias las rejillas o abrirla el menor número de veces posible también puede suponer un menor coste en nuestro recibo. Además, si vamos a pasar muchos días fuera de casa, por vacaciones o por un viaje largo, merece la pena vaciarla y desenchufarla si dentro no va a enfriar alimentos. Así aún ahorraremos más en nuestra factura mensual.

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