Con 40 años y una insuficiencia cardíaca, el primer humano que salió del hospital con un corazón de titanio cumplió 100 días vivo. Estaba a ... la espera de recibir un corazón de un donante y el latido robótico era una medida provisional hasta que llegara ese día. No era el primero en tener uno en su pecho, otros pacientes ya habían recibido uno similar, pero sí el único que había logrado pisar la calle y contarlo, según diversos medios que se hicieron eco de la noticia la semana pasada.
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Después de más de tres meses con ese dispositivo, se sometió a un trasplante gracias a un donante (humano) y se recupera «satisfactoriamente», según un comunicado del Hospital de Saint Vincent, en Sídney, Australia, donde se realizó la cirugía.
Fabricado en titanio por sus «propiedades de alta biocompatibilidad, resistencia a la corrosión y robustez», este brillante corazón funciona como una «bomba de sangre electromecánica rotatoria». Consta de un motor y un único «rotor de levitación magnética» (es decir, sostenida por imanes), que no tiene contacto con ninguna superficie. Esa «construcción simple» lo diferencia de otros modelos que utilizan diafragmas para mover la sangre, explica la empresa BiVacor, fabricante de estos dispositivos.
Compacto y apto para la «mayoría de hombres y mujeres», tiene un controlador externo con batería recargable y sin cables, que permite la movilidad del paciente.
El hombre, de nacionalidad australiana y que pidió anonimato, tiene ahora el récord de vivir con esta tecnología implantada, que está, sin embargo, en periodo de prueba. Sin una autorización para utilizarse en cualquier paciente, se espera que el corazón hecho con 650 gramos de titanio pueda utilizarse de forma permanente en el futuro.
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Otra ventaja del sistema diseñado por Daniel Timms, que sigue de cerca el devenir de los que llevan su invento, se adapta a la demanda del gasto cardíaco de cada persona, también según su actividad. «Bombea sangre simultáneamente tanto al cuerpo como a los pulmones», asegura el fabricante, con una capacidad para «proporcionar flujos altos superiores a doce litros por minuto, suficiente gasto cardíaco para un hombre adulto que realiza ejercicio».
«La valentía de este paciente y su familia allanará el camino para que muchos más pacientes reciban esta tecnología que salva vidas», declaró Timms al trascender la noticia. En una entrevista previa a una ronda de financiación, concedida a Forbes, el médico y empresario reveló que fabricar un corazón de titanio cuesta unos 95.000 euros y se vende a las clínicas por el doble.
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Según los datos empresariales, más de 15 australianos han sido implantados con su tecnología desde 2024 y en mayo de ese año lo recibió el primer paciente norteamericano, en Houston, Texas, que lo tuvo ocho días. Ahora, el paciente australiano que vivía con este lujoso dispositivo desde noviembre, vive para contarlo.
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