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Clara Alfonso
Valencia
Lunes, 20 de mayo 2024, 01:07
La actual inestabilidad en Europa y Oriente Próximo ha llevado a numerosos países a replantearse sus estrategias de defensa y a prepararse para escenarios de conflicto. Ante la posibilidad de una escalada bélica, es crucial que las naciones estén listas para responder adecuadamente. España, con una larga tradición militar, no es una excepción y ha desarrollado mecanismos para asegurar que sus fuerzas armadas puedan responder eficazmente en situaciones de emergencia.
Las Fuerzas Armadas de España cuentan con alrededor de 120.000 efectivos profesionales. Sin embargo, en el caso de un conflicto mayor, esta cantidad podría no ser suficiente. La Ley de la Carrera Militar, aprobada en 2007, establece un sistema para la incorporación de reservistas en situaciones de crisis. Este sistema incluye tres categorías de reservistas: los de especial disponibilidad, los voluntarios y los obligatorios.
Los reservistas de especial disponibilidad y los voluntarios comprenden a militares retirados a los 45 años y a civiles que han solicitado unirse a las Fuerzas Armadas. En total, este grupo suma unas 8.000 personas. Si estas fuerzas adicionales no fueran suficientes, el Gobierno puede pedir autorización al Congreso para convocar a los reservistas obligatorios, un grupo que incluye a jóvenes de entre 19 y 25 años.
En caso de que sea necesario movilizar a más personal, el primer paso sería llamar a los reservistas de especial disponibilidad y a los voluntarios. Este grupo incluye a exmilitares y a civiles que han expresado su deseo de servir en las Fuerzas Armadas. Sin embargo, si esta medida no es suficiente, el siguiente paso sería convocar a los reservistas obligatorios.
Los jóvenes de entre 19 y 25 años serían llamados a filas si se diera esta situación. Estos recibirían una notificación con un cuestionario sobre su estado de salud y sus preferencias respecto al ejército en el que desean servir. Tras pasar los reconocimientos médicos y pruebas físicas y psicológicas pertinentes, los aptos recibirán su uniforme y se integrarán en las Fuerzas Armadas. Desde ese momento, deberán seguir el régimen de comportamiento militar y estarán sujetos a las leyes penales y disciplinarias militares.
No obstante, existe la posibilidad de declararse objetor de conciencia y entonces serían destinados a entidades de interés general en las que no se utilicen armas.
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