Cada verano miles de cocinas se llenan de polillas o palometas que revolotean por la casa y que aparecen en los armarios y echan a perder algunos alimentos. Las altas temperaturas, los espacios cerrados y los paquetes herméticos los atraen, pero existen algunos consejos probados y comprobados que ayudan a alejar a estos insectos voladores de la familia de las mariposas.
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Algunas polillas se centran en los tejidos de la ropa, pero otras atacan directamente a los alimentos, en especial a los que contienen harinas y a los cereales enteros, como el arroz, el maíz, el trigo o la avena.
Estas palometas son conocidas como de la comida, de la despensa o de la harina, son más grandes que las de la ropa (entre 16 y 20 milímetros) y uno de los grandes problemas es cuando infectan la comida en forma de larvas, ya que hacen agujeros en los paquetes, se introducen en el contenido y en muchas ocasiones son prácticamente imperceptibles... hasta que se hace uso del alimento.
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Sin embargo, hay varios consejos universales para evitar una plaga. Realizar una limpieza en profundidad, en especial de esos alimentos con harina o cereales, y tirarlos a la basura si están afectados es el primero. Para evitar que suceda de nuevo, no almacenes alimentos por tiempos muy prolongados y vigílalos con la llegada del calor. Suelen colocar las larvas o capullos dentro de los tarros y envases, incluso debajo de las tapas de los botes y en los recovecos.
En el mercado hay insecticidas específicos, pero uno de los trucos comprobados que funciona es mucho más natural: las pollillas odian el laurel. Esta planta aromática desprende un olor que las palometas repelen, por lo que puedes poner hojas de laurel en los tarros de granos y harinas para alejar a los insectos. También puedes colocarlos en los armarios, despensas o rincones donde los puedas ver estos insectos. Hay incluso quien realiza una mezcla de vinagre con laurel, aún más agresivo.
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Los beneficios del laurel son conocidos desde la antigüedad, empleándose en infusión como tónico estomacal, para abrir el apetito o para mitigar la fatiga, como remedio a las enfermedades respiratorias aplicando baños de vapor o cataplasmas, como tratamiento tópico para dolores reumáticos realizando friegas con el aceite esencial, en la mejora de la circulación sanguínea o como ingrediente en fórmulas magistrales.
El aceite esencial se emplea habitualmente en la elaboración de cosméticos, tanto por su aroma como por sus propiedades, en forma de cremas, lociones o bálsamos.
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