

Secciones
Servicios
Destacamos
Clara Alfonso
Valencia
Jueves, 3 de agosto 2023, 00:53
En un mundo donde la vida urbana se ha convertido en la norma y los espacios al aire libre son cada vez más escasos, las terrazas y azoteas de los edificios se han transformado en oasis de tranquilidad y recreación para muchos vecinos. El deseo de aprovechar al máximo estos espacios y convertirlos en áreas de entretenimiento y relajación ha llevado a la idea de instalar piscinas en estas zonas elevadas. Imaginar tener una refrescante piscina en la terraza, con vistas panorámicas de la ciudad y la posibilidad de disfrutar del sol y la brisa, resulta sumamente tentador para muchos propietarios.
Sin embargo, esta idea de colocar una piscina en la terraza o azotea de un edificio no es tan sencilla como puede parecer a simple vista. Además de las cuestiones estéticas y de diseño, hay aspectos legales y técnicos que deben ser considerados antes de dar luz verde a este proyecto. La primera pregunta que debes plantearte si estás pensando en hacerlo, es si es legal hacerlo y qué regulaciones urbanísticas deben cumplirse para llevar a cabo esta instalación.
En primer lugar, una piscina llena puede representar un peso considerable y, por lo tanto, es crucial asegurarse de que la estructura pueda soportar la carga adicional sin poner en peligro la integridad del edificio. Por esta razón, es imprescindible averiguar la capacidad de carga y resistencia de la terraza o azotea antes de fastidiarla. En este contexto, desde el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, recomiendan que para evitar derrumbes por exceso de peso, uno de los factores más importantes a tener en cuenta es la antigüedad del edificio.
Según la información que maneja la institución, actualmente, la capacidad máxima de carga para el forjado de una terraza o azotea es de unos 200 kilos por metro cuadrado, lo que equivale a unos 20 centímetros de altura de agua. Por lo tanto, se recomienda no llenar una piscina con más de esa profundidad si el edificio ha sido recientemente construido. En caso de que la construcción sea más antigua, la piscina deberá limitarse a esos 20 centímetros o incluso por debajo.
Noticia Relacionada
Si la dimensión de la piscina es inferior a 0,8 por 1,5 metros, entonces se permite incrementar la altura del agua hasta los 40 centímetros. Sin embargo, hay que tener en cuenta otros factores adicionales, no solo la cantidad de agua almacenada. Es importante considerar el peso de las personas que se bañarán en la piscina, así como los objetos y enseres que se colocarán junto a ella. Estos elementos también contribuyen a la carga total que soportará la estructura y deben ser tenidos en cuenta para garantizar la seguridad y la estabilidad del edificio. No obstante, lo más recomendable es consultar con un especialista en el tema, que pueda garantizar si es factible o no colocar una piscina en el espacio que sea.
En el contexto de la legislación española, la normativa no aborda específicamente el uso de piscinas portátiles ni ofrece directrices claras sobre dónde o cómo colocarlas. La única directriz relevante es que cada metro cuadrado del forjado de una vivienda debe ser capaz de soportar una presión de 200 kilos. Esta cifra, considerada como la carga máxima admisible, debería ser suficiente para aguantar el peso de personas y mobiliario.
Basándonos en estos cálculos, en un piso de nueva construcción, debería poder colocarse una piscina portátil en la terraza siempre y cuando no supere los 20 centímetros de profundidad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.