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Arantxa Llopis, en su torre de vigilancia de Cullera. DAMIÁN TORRES
LOS OFICIOS DEL VERANO

Un mar de ángeles a nado y sobre la arena

Arantxa Llopis Cerveró es de Sueca, en 2024 cumple su octavo año como socorrista en la playa de Cullera en un trabajo que le ha permitido pagarse los estudios y en el que disfruta

Lourdes Martí

Valencia

Miércoles, 14 de agosto 2024, 23:57

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Una niña cogida de la mano de su padre se asoma a la puerta de la posta sanitaria Oasis de Cullera. «Hola, mi hija está preocupada por si hay medusas en la playa y no quiere bañarse, ¿podéis decirle que no hay?«. El encargado de la zona se agacha para estar a la altura de la pequeña. Se llama Soraya y tiene 8 años. »Mira, este verano apenas hemos tenido picaduras, de todos modos, ellas no van a ir a por ti ni nada, tú báñate tranquila«. La nena sonríe y se marcha junto a su papá.

Arantxa Llopis Cerveró está terminando de almorzar antes de volver a su puesto en la torre de vigilancia que está justo enfrente. Ella es de Sueca y este es su octavo velando por la salud de los bañistas. Pero recuerda como si fuese ayer su primer día: «Me quedé con ganas de más. Recuerdo que era la única chica, una circunstancia que ahora por suerte ha cambiado y cada vez son más las que se animan. Me dieron mucha información en pocas horas, me fui a casa deseando volver al día siguiente«. Su primer lustro en la empresa de socorrismo lo pasó en la torre ubicada en la zona de Don Carlos, desde hace tres está en la del Oasis: »Es muy potente, hay mucha afluencia de gente. Aquí es donde tenemos la ambulancia, la posta central, la moto de agua, todo pasa por aquí porque da igual lo que ocurra y en qué lugar, aquí es donde se toman algunas de las decisiones más importantes«.

«Por suerte» no ha pasado muchas situaciones complicadas, aunque sí que recuerda cada una de las actuaciones que ha realizado: «Te marcan, algunas porque hay un niño de por medio, otra porque te dan las gracias… recuerdo un rescate especialmente porque una hija, que ya era una persona mayor, intentó rescatar a su padre y ambos casi se ahogan, entramos y los salvamos a los dos. Minutos más tarde, llegaron con un bote enorme de horchata y nos invitaron a todos a merendar. La gente en general es muy agradecida y escucha cuando les advertimos de peligros o les damos consejos».

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Explica Arantxa, que nació en el año 2000, que muchas de las atenciones que se realizan son en la arena de la playa: «Deshidrataciones, esguinces…». «Muchas veces cuando vamos andando por la arena, los bañistas nos preguntan cosas sobre por qué está esta u otra bandera, por cómo se forman las corrientes… nos suelen hacer caso, nos preguntan acerca de la temperatura del mar», añade. También los más jóvenes: «Esta es una zona muy familiar, prácticamente estamos los mismos año tras año, pero por ejemplo en épocas como la pasada semana como el Medusa o el mes anterior con el Zevra, el público cambia y aunque haya gente que crea que no, ellos hacen caso también a las indicaciones«.

«Los días de poniente es muy peligroso entrar con hinchables dentro del agua, pero mucha gente lo hace», explica la de Sueca

La socorrista afirma que la sociedad en general cada vez está más alertada sobre los peligros y cuidados a la hora de bañarse en el mar: «Es fundamental formar a la población para evitar ahogamientos o en saber qué hacer si te pica una medusa, por ejemplo, cada vez más los Ayuntamientos y otros organismos dedican más esfuerzo a extender esta información que puede salvarte la vida».

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Evidentemente una de las cuestiones que más se hacen los bañistas es cómo deciden el color de las banderas o qué criterio se sigue para separar las torres de vigilancia: «Todo tiene que ver con las corrientes. A primera hora, en cada tramo, los socorristas bajamos y vemos si hay o no estos movimientos de agua que pueden poner en peligro la salud de las personas, que va más allá de si hay olas o no, y según esté, ponemos un color u otro de bandera». Por ejemplo, los días de poniente son los más peligrosos: «El viento viene de la tierra y eso provoca que haya corrientes hacia adentro y como el mar está tan calmado, la gente entra con hinchables porque creen que no va a pasar nada y es todo lo contrario. Nosotros les explicamos y aunque hay gente que lo entiende a otros les cuesta más».

La rescatista reconoce que pese a que cada vez hay más conciencia de los peligros del mar, hay que formar a la sociedad

Uno de los momentos más curiosos ocurren a las 19:30 horas, cuando se retiran las banderas: «Muchos se acercan mientras las bajamos, les gusta». Arantxa se encuentra en un año que puede ser trascendental para su futuro, hace unas semanas realizó el examen de acceso a abogacía del Estado: «Estudié Derecho, terminé el máster y ahora a ver qué ocurre. A mí me encanta ser socorrista pero es una lástima que sea un trabajo de cuatro meses de doce».

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