CLARA ALFONSO
LAS PROVINCIAS
Miércoles, 23 de febrero 2022
Cada vez son más las personas que se preocupan por la alimentación de sus perros y que se plantean qué hábitos pueden ser más beneficiosos para garantizarles un estado de salud óptimo. Y aunque aspectos como la comodidad y la economía hayan tenido un peso importante a la hora de decidir, el interés por la alimentación natural se adelanta y postula como requisito indispensable en la mayoría de las casas. Y es que nuestras mascotas son consideradas como un miembro más de la familia.
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Cuando se habla de alimentación natural, se hace referencia a aquellas dietas basadas en alimentos libres de aditivos, conservantes, colorantes y saborizantes químicos. Es decir, las que seleccionan materias primas frescas y 100% reales.
Tal y como comenta Judit Martínez, veterinaria integrativa especialista en medicina interna y nutrición animal, existen cuatro grandes modalidades de alimentación natural: alimentación natural cruda con huesos (BARF), alimentación cruda natural sin huesos, alimentación natural cocinada con vísceras o alimentación natural cocinada sin vísceras.
BARF es el acrónimo de ‘Biologically Aproppiate Raw Food’, lo que se traduce como 'Alimentos Crudos Biológicamente Apropiados'. Es un tipo de alimentación baja en carbohidratos, que pretende recuperar lo que los perros comerían según su genoma: se alimentarían de su presa e ingerirían huesos, carne y vísceras crudos, además de los vegetales que esta tuviera en su estómago.
«El perro es un carnívoro facultativo, es decir, su nutrientes esenciales están presentes en tejidos de origen animal. Pueden sobrevivir cortos periodos de tiempo comiendo materia vegetal. Pero cabe aclarar que, sobrevivir no es sinónimo de salud y que carnívoro facultativo, no es igual a omnívoro», afirma Judit.
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Se puede decir que la dieta BARF se basa en cuatro grupos alimentarios fundamentales, que deben suministrarse crudos (a excepción de algunos vegetales), teniendo en cuenta unos porcentajes específicos a la hora de componer el plato: huesos carnosos (50-70%), carne o pescado (20-30%), vísceras (10%) y vegetales o frutas (10%). Es importante destacar que, todos los alimentos crudos deben estar previamente congelados de 48h a 15 días a -18º, para evitar el desarrollo de enfermedades parasitarias y bacterianas.
Dentro de la modalidad BARF, se puede elegir entre tres opciones, dependiendo de cuál se adapte mejor al animal y, también al propietario: alimentación presa, alimentación con huesos enteros, alimentación con huesos triturados (cocinada o cruda) y alimentación suplementada (sin huesos e incluso sin vísceras).
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Pero, ¿es mejor dar alimentos crudos o cocinados? Tal y como comenta la veterinaria, existen muchos matices: «siempre intentaremos priorizar el alimento crudo. Pero todo ello depende de los gustos del animal o de la patología que pudiera presentar».
No obstante, Judit comenta que, «la proteína y la digestión de la misma en el alimento crudo, es mucho mejor. Además, el alimento crudo está biológicamente en su composición intacto, mientras que, al someterlo a un proceso térmico, se pierden nutrientes que en crudo estarían presentes», comenta.
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En definitiva, el BARF cocinado «es para aquellos animales que no admiten alimentarse en base de alimentos crudos o presentan algún tipo de patología. Dar alimentos reales no significa ir en contra de los gustos o necesidades de nuestra mascota. Eso sí, es de vital importancia tener en cuenta que los huesos nunca se pueden dar cocinados ni sometidos a ningún tratamiento térmico, a no ser que sean huesos triturados», asevera.
Una de las dudas más frecuentes que tienen aquellas personas que quieren iniciarse en el mundo BARF es, ¿cuánta cantidad de comida tengo que darle a mi mascota? Pues bien, para poder responder es necesario tener en cuenta varios factores: edad, actividad física, estado de salud y raza o peso ideal del animal en fase adulta. Teniendo esta información y con la ayuda de un veterinario nutricionista, se puede elaborar un plan nutricional adaptado a las necesidades de cada animal.
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En cuanto a los beneficios que aporta este tipo de alimentación natural, los expertos destacan la mejora de la condición corporal, de la salud bucodental, del estado de ánimo, del aspecto del pelo, de la microbiota intestinal; e incluso, yendo al ámbito bioquímico, también mejora de la salud mitocondrial.
«Los veterinarios estamos hoy en día revertiendo patologías que antes creíamos imposibles únicamente manejando una nutrición natural... entonces, ello nos lleva a no solo seguir defendiendo el BARF, sino la alimentación natural sea de la índole que sea», asegura.
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Sin embargo, «hay patologías que no permiten dar BARF. Esto lo saben sobre todo veterinarios que formulan como yo, porque cumplimos las directrices de la FEDIAF, NRC, AFFCO...para cumplir los requisitos nutricionales, desde el mantenimiento y crecimiento, hasta cada una de las patologías que pudiera presentar el animal», comenta Judit.
Con respecto a la alimentación basada en pienso, Judit se muestra tajante: «No podemos pensar que los alimentos ultraprocesados nos ofrecen los mismos valores nutricionales que los alimentos reales, puesto que en los últimos, contamos con una densidad nutricional mucho mayor que en los primeros», destaca.
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«El pienso debemos verlo como consecuencia de un interés económico y de nuestra vida moderna actual y ajetreada, ya que resulta muy cómodo abrir una bolsa y simplemente verter el contenido de esta. Es un hecho que no va a ayudar a alimentar a nuestras mascotas de manera óptima, ni tampoco a prevenir enfermedades crónico-degenerativas que vemos día a día en la clínica. Al igual que ha empeorado la nutrición y las patologías en nuestras mascotas, también lo ha hecho en la sociedad moderna actual», indica.
Según cuenta Judit, es habitual encontrar casos de animales que están consumiendo pienso con ciertos síntomas de atopias, diarreas, síndromes de mala absorción intestinal, casos de diabetes, de obesidad... «Frente a estas situaciones, al sustituir la alimentación ultraprocesada por alimentos reales, junto con un manejo adecuado de ciertos medicamentos que se pudieran necesitar, se pueden corregir multitud de patologías que teníamos instauradas en los animales».
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Para finalizar, la veterinaria plantea: «el efecto funcional de un alimento depende de la suma de sus ingredientes. Entonces, ¿es lo mismo ofrecer un plato de carnes, vísceras, huesos, frutas y verduras... a darle una croqueta?».
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