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moisés rodríguez
Miércoles, 25 de marzo 2020, 23:05
Luis sale hasta la puerta del chalé de L'Eliana que ha convertido en +Cotas, la clínica veterinaria que regenta. «¿Habéis venido a por comida?», les pregunta a Bimba y Zeus, dos pugs que tiran hacia el interior del inmueble. Acompañan a su dueño, que también comprará pienso. Les toca la vacuna contra la rabia y pierden la alegría en cuanto ven al sanitario preparar la jeringuilla. Él, rencoroso desde cachorro, rechaza el premio posterior al pinchazo. Se lo comerá después, ya en casa. Ella lo devora allí mismo.
Durante la entrevista, recibe la llamada de otra dueña a la que da indicaciones sobre las medicinas a administrar a su perro, que tiene gastroenteritis. Cuando salen los dos carlinos de la consulta, ya hay un hombre esperando con otro can, con el que se intercambian ladridos. «Somos un servicio de primera necesidad. Tenemos que estar, yo lo veo normal. En estos momentos es esencial la salud de las mascotas», señala Luis Enríquez.
El veterinario recalca que las mascotas no transmiten el Covid-19. «Quiero dejarlo bien claro, porque tenemos que mantener la calma. Hay que intensificar las medidas de higiene habituales, pero que la gente no vaya a abandonar a sus mascotas», recalca. Sí que incide en la necesidad de velar por la salud de los animales, principalmente perros y gatos, que conviven con las personas: «Para alguien que se contagie del coronavirus, sufrir también una infección por la picadura de una garrapata o tener parásitos intestinales puede llegar a ser grave».
De ahí que las clínicas veterinarias estén en el listado de servicios de primera necesidad. Esto para Luis ha resultado ser un arma de doble filo. Por un lado, puede mantener activo su negocio, pero la afluencia de clientes ha descendido desde el inicio de la cuarentena. «La gente tiene miedo y no sale de casa», confirma. Hay llamadas telefónicas que no le reportan ingresos. «A mí eso ahora no me importa, el dinero es secundario. Esta es una profesión vocacional y yo quiero que mis pacientes estén bien», asegura. Claro está, lo económico influye. Se ha visto obligado a prescindir del otro veterinario y de la auxiliar que tenía contratados.
«Al ser de primera necesidad no tengo derecho al ERTE. La intención es recuperarlos cuando pase todo esto pero lógicamente no sé cuándo», señala Luis Enríquez. Es el único momento de la conversación en el que borra la sonrisa que se le adivina detrás de la mascarilla. Atiende ataviado con ella y con guantes.
«No nos han facilitado material. Yo lo tengo porque lo había adquirido antes», expresa a modo de denuncia. «A los veterinarios nos consideran servicio sanitario para unas cosas, pero para otras... Por ejemplo, no tenemos acceso a mascarillas y guantes», precisa. Para conseguirlos, los miembros de este gremio deben proceder como cualquier ciudadano: estar atentos a que alguna farmacia ponga stock a la venta, generalmente a precio más elevado que antes de la crisis, y estar rápidos en la compra.
Respecto al resto de medidas de prevención, Luis ha procedido según recomendaciones que ha leído y por lo que ha visto en otros establecimientos. Ha puesto un recipiente con gel hidroalcohólico para frotarse las manos al entrar en la clínica y una cinta en el suelo para establecer la distancia entre él y los acompañantes de sus pacientes: «Menos en la camilla, porque a veces necesito la ayuda del cliente».
Como con Zeus y Bimba, a quienes no les parece desde luego una buena idea recibir un pinchazo y tratan de escaparse. «Estoy atendiendo vacunaciones, que son obligatorias por ley, y a pacientes crónicos, como perros con diabetes. Son animales que necesitan revisiones o analíticas periódicas. Los casos más graves los derivo al hospital, porque estoy solo y no puedo hacer más», detalla Luis Enríquez.
El veterinario extrema las precauciones porque, si se infecta de coronavirus, deberá mantener la clínica cerrada. Asegura que no tiene miedo a contraer la enfermedad, pero sí teme por sus padres, que son factor de riesgo por edad: «Les hago la compra y se la dejo en la puerta. Presencialmente hace dos semanas que no los veo». Prefiere afrontar la situación con optimismo: «La economía tardará un tiempo en recuperarse, estamos en un momento de ayudarnos entre todos».
Profesión: Veterinario
Edad: 43 años
Nacimiento: Valencia
Reflexión: «No abandones, los perros no transmiten el Covid-19»
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