J. A. Marrahí
Domingo, 10 de septiembre 2023
Están enfadados y han montado un número. Y ese número es el 682 377 289. Estos dígitos, acompañados de un inquietante «no llamar, búscalo en Google», ya empieza a inundar Valencia y Alicante con panfletos y carteles. ¿Qué encierra? Se trata de una campaña social en toda España de un sector de ciudadanos agrupados bajo el nombre de Movimiento de los Consumidores de Sexo Remunerado. O, lo que viene a ser lo mismo, personas afines a la prostitución y en contra de las nuevas normas contra la actividad en normativas como la ley del 'sólo sí es sí'.
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Vayamos por partes. ¿Qué sucede si obedecemos las instrucciones y ponemos el número en Google o hacemos el mismo camino por vía de código QR? Sencillo: nos lleva a un sitio web bastante minimalista en el que se puede leer el manifiesto que rubrican simpatizantes como Clientes Contra la Abolición y Escort Advisor, una página web de contactos. Es decir, el mismo movimiento aparece sustentado por las dos patas del asunto: clientes y también personas que ofrecen sexo por dinero. Reman en la misma dirección y la primera organización se define como «un grupo de hombres que amamos las chicas».
Según su manifiesto, la ley del 'solo sí es sí' «es una gran innovación en la lucha contra la violencia de género, pero se ha desvirtuado al introducir en su texto algo que no tiene nada que ver con dicha ley». A su entender, «ha sido usada para prohibir la prostitución». Pero «no pudiendo evitarla, pues sería contradictorio con la Constitución española y con el Derecho Europeo, han decidido ilegalizar la publicidad».
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Los Consumidores de Sexo Remunerado citan el artículo 11 de la norma, sobre prevención y sensibilización en el ámbito publicitario. Reza así: «Se considerará ilícita la publicidad que utilice estereotipos de género que fomenten o normalicen las violencias sexuales contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes, así como las que supongan promoción de la prostitución ...».
Desde su punto de vista, «esta no constituye una norma de seguridad, sino más bien un temor sin fundamento que limita la libertad personal de las propias mujeres». Se quejan, además, de que el Gobierno «ha amenazado aún más severamente al sector de las trabajadoras del sexo. Comercio ha anunciado multa de hasta de 100.000 euros y la censura de las webs de anuncios».
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Para el sector, esto es «una verdadera represión para todos los portales web que permiten a las prostitutas publicitar su trabajo de forma segura, anónima e independiente». Según describen, «las trabajadoras del sexo no pueden publicar sus anuncios, los servicios que realizan o cuánto piden por ellos, ya que los sitos web censuran toda la información por no ser acusados de violar esta norma».
De hecho, ahondan, «diferentes páginas web ya han cerrado y las que quedan han eliminado cualquier elemento característico y sexual, convirtiendo España en un país prohibicionista». Y se hacen preguntas: «¿Qué deberían hacer estas mujeres? ¿Otro trabajo que no sea la prostitución? ¿Dónde queda la libertad?».
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Pero los consumidores de prostitución también están preocupados por sí mismos, presentándose como posibles víctimas. Lo explican de este modo: «Esto está creando situaciones muy peligrosas para los hombres que quieran encontrar servicios de chicas. Cada vez son más los casos de extorsión y chantaje perpetrados por personas que se hacen pasar por trabajadoras sexuales». Se refieren a extorsiones y amenazas por parte de falsos sitios de contactos que se anuncian con el único fin de engañar a los clientes y sacar su dinero.
En la actualidad, «hay pocos métodos para defenderse», lamentan. «Los usuarios de estos servicios tan sólo pueden leer y escribir sus experiencias en webs de opiniones y foros, utilizando las de otros para evitar ser estafados».
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Para un cliente de este tipo de servicios, demandan, «debería ser muy simple verificar la información: buscando el número de teléfono u opiniones junto al número de teléfono». Piensan que en Google «debería aparecer información para proporcionar algo más de seguridad».
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Y ahí radica todo el misterio del 682 377 289. «El teléfono es un símbolo de todo aquello que está mal con una ley que sólo permite a los usuarios y las trabajadoras intercambiarse un simple número de teléfono; un dato que no ofrece información adicional y que pone en riesgo a los consumidores».
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Además de mostrarse en contra del abolicionismo de la prostitución que impera en sectores políticos, «la campaña tiene como objetivo sensibilizar a los usuarios sobre la importancia de la seguridad». También exigir «más información y transparencia en el sector».
La campaña se desarrolla entre el 7 de septiembre y hasta mañana domingo en las ciudades con mayor presencia de mujeres que ejercen la prostitución. Incluye folletos, carteles y hasta publicidad aérea con la que se bombardea con el enigmático número a habitantes de Valencia, Alicante, Madrid, Barcelona, Málaga y Palma de Mallorca.
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La publicidad que apela al misterio o al descubrimiento por vía de pequeñas acciones individuales, a modo de yincana, es ya un recurso habitual en acciones propagandísticas o de concienciación. Dentro del universo de los enigmas vinculados a la publicidad, uno de los más llamativos sigue en las calles de Valencia con las vallas que exhiben textos bíblicos y pagadas por un misterioso cliente.
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