Ágatha Ruiz de la Prada marca la diferencia en Valencia

Después de la resaca emocional que dejó el día anterior la diseñadora valenciana Dolores Cortés, la segunda jornada del Clec volvió a arrancar por la mañana con un encuentro excepcional en el que Carito Lourenço y Fernando Ferrero, cocineros con estrellas Michelín consiguieron aunar gastronomía y moda de una forma excepcional. Minutos después, los ojos se posaron sobre Ágatha Ruiz de la Prada, quien causó un gran revuelo al presentar por primera vez en Valencia su libro titulado 'Mi historia' con una breve entrevista en la que no se quiso mojar mucho pese a la insistencia de su presentadora, Begoña Clérigues.

Gilles Lipovetsy, el famoso filósofo y escritor, también se unió posteriormente al evento para darnos una gran lección: Siempre nos quedan cosas por aprender, especialmente si se trata de moda. Por la tarde, la pasarela se iluminó con el talento emergente de estudiantes de moda que - con muchos nervios- presentaron sus diseños en un lento desfile en el que predominaron los tejidos denim y colores neutros.

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El momento más esperado del día llegó con el desfile de Ágatha Ruiz de la Prada, que presentó su colección de primavera-verano 2024. En un momento en el que las malas noticias no paran de sucederse, Agatha devolvió durante unos minutos la alegría al público con una colección llena de color y de vida. «Desfilar para Agatha es un privilegio. Además, es el único desfile en el que podemos sonreír y ser nosotros mismos», asegura el modelo Jaime Rubio. Quince minutos de desfile resumieron el trabajo de todo un año en el que la diseñadora no dejó atrás su esencia y siguió apostando por los volúmenes y el juego de tonalidades.

Jaime Piquer tampoco defraudó en su presentación, que podría estar perfectamente inspirada en la icónica Maison Margiela por la forma en la que recreó algunas prendas. Su colección incluyó vestidos con escotes, transparencias y tejidos muy ligeros. El evento continuó con las colecciones de Visori, Yvan Andreu, Alineo Studio y Declive que cautivaron al público por su forma de arriesgar con los tejidos y los cortes. Así, la cuarta edición del Clec concluyó demostrando un año más que Valencia sigue siendo cuna del talento joven y que aquí la moda no solo se viste, sino que también se vive y se celebra.