Las tiendas de moda multimarca compran sus colecciones con medio año de antelación. Precisamente ahora, cuando esta a punto de comenzar la temporada de verano, ellas están comprando la ropa que venderán el invierno que viene. Y lo hacen en unos grandes espacios llamados showrooms ... donde pueden ver las colecciones completas de varias firmas. En Valencia hay varios. Uno de ellos está en la calle Burriana. Se llama la Agencia Showroom, y sus dueños, Vicente Llorca y Cristina Ordozgoiti, nos abren las puertas para enseñarnos cómo funciona el negocio de puertas adentro.
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En apenas unos días, los comerciantes tienen que seleccionar entre decenas y decenas de percheros, la ropa que venderán en su comercio la próxima temporada. Es una operación arriesgada porque tienen que anticiparse a lo que vestiremos seis meses después y porque cada firma suele tener cientos de prendas de entre las que hay que elegir. «Hay clientes que pueden estar aquí más de siete horas, desde que abrimos hasta que cerramos, y otros que en un par de horas hacen el pedido», explica Vicente Llorca.
¿Y qué hace un showroom además de presentar la ropa? «Antes de traerla a nuestro espacio, viajamos a Italia donde los fabricantes nos presentan la colección en un desfile, nos explican cada prenda, con qué materiales está hecho, si es sostenible, reciclado, algodón orgánico, la inspiración, el concepto», cuenta Llorca. «Después, cuando nos llegan las colecciones, tenemos otra reunión en Barcelona donde la estudiamos desde el punto de vista comercial con el equipo de ventas. Yo llevo la zona de Levante y seleccionamos en función de la zona. Hay prendas que se venden más en otras comunidades que en otras. Por ejemplo, en Valencia llevamos más color pero sin embargo en el norte los hombres se atreven con pantalones de color rosa o naranja y aquí son más difíciles de vender».
¿Cómo sabe los comercios qué tendencias se llevarán la próxima temporada? La realidad es que no lo saben. Algunas veces aciertan y otras no, sobre todo en este momento en que el ciclo de la moda es cada vez más corto y las tendencias duran unas semanas para ser reemplazadas por otras. Aún así, en el showroom se atreven a anticipar algunas de las tendencias que llevaremos el próximo invierno: estampados animales, color granate, pantalones anchos -adiós a los pitillo-, camisas de rayas y una vuelta a la sobriedad de los años noventa. «Cada vez más se prioriza el patrón y las calidades a la moda», dice Cristina Ordozgoiti.
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Y, ¿cuál es el pedido mínimo que puede hacer una tienda? «Las condiciones de venta las pone cada marca», aclara Llorca. «La única marca que nos pide mínimos es US Polo. Replay no pone mínimos, claro que el representante tiene que valorar si le compensa vender tres o cuatro camisetas a una tienda. Si haces un pedido pequeño y te funciona bien y la temporada siguiente sigues comprando poco, estás vetando una zona que podría funcionar mejor y no lo está aprovechando. Lo normal es que se intente con otra tienda que explote mejor las posibilidades de la firma». Las firmas también intentan que los puntos de venta no se masifiquen y que no haya dos puntos de venta cercanos con el mismo producto. Entre las firmas que tienen en La Agencia Secreta, además de Replay y US Polo, están Imiloa, Munich, Scotch&Soda, Dixie, Imperial, Duuo, Please y García.
El problema es que las tiendas multimarca cada vez son menos -apenas hay relevo generacional- y lo están pasando muy mal, aseguran en el showroom. «Lo que está sucediendo es que muchos clientes acuden a la tienda multimarca, se prueban el producto, cogen la referencia, el color y la talla y luego compran en internet. Las tiendas acaban haciendo de probadores. La venta online ha hecho mucho daño; muchas tiendas se han aliado y también venden en internet, pero las que no lo han hecho están sufriendo mucho».
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Llorca defiende un modelo de compra mediterráneo, en el que recuperemos el valor de ir a las tiendas, de socializar, de hablar con la dependienta que ya es una amiga. Antes pasabas la tarde de compras y luego ibas al cine. «Es que ahora no vas al cine porque ves la película en casa, tampoco sales de compras, en la misma cama compras el vestido», se lamenta.
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