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Dicen que es en la imperfección donde se encuentra lo perfecto, y es justo ahí donde Irene Valera ha encontrado su hueco. De su abuelo, ... joyero de profesión, heredó la pasión por el trabajo artesanal. Estudiando la carrera de diseño y, cómo no, con el propósito de matar las horas durante la pandemia, topó con la manera de darle forma a ese gen que lleva dentro.
Fue gracias a una asignatura que decidió quitarle el polvo a su máquina de coser, e inspirándose en la maravillosa Costa Blanca, concretamente en Moraira, donde pasa todos sus veranos, creó su primer bolso, por nombre 'Draco'. Un complemento hecho de cuerda que recrea las redes de pesca del puerto morairense, y que lleva dentro un saco de tela intercambiable. Cualquiera que conozca un poco a esta generación, puede intuir cuál fue el siguiente paso.
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En su traducción al mundo online y con la apertura de su cuenta de Instagram nació Valmo, un proyecto que apuesta por el producto hecho a mano, con materiales locales, modelos personalizados y con la intención de hacer cada pieza única, a la vez que imperfecta y así única nuevamente. «Una de las partes que más disfruto es visitar mercadillos en busca de telas que sé que no voy a poder reponer, me gusta mucho la idea de que los modelos sean limitados», cuenta la valenciana Irene Valera Molins.
Los 'Draco' se empezaron a vender a golpe de 'like' y en su regreso a Valencia, en septiembre de 2021, se puso de nuevo a pensar para dar con 'Feria', un bolso de tamaño más pequeño adaptado a la ciudad. «Quería algo más cómodo, que me permitiera salir de fiesta en Valencia y llevar lo justo», cuenta Irene. Así que, una vez enamorada de la artesanía, y con la figura de su abuelo más presente que nunca, decidió adentrarse en el mundo de la joyería hecha a mano, después de estudiar un curso especializado para aprender a utilizar todas las herramientas que su abuelo dejó en el taller de su casa, desde donde Irene produce ahora todas sus piezas.
Como marca joven y sostenible, en Valmo producen cada pieza bajo pedido, y de esta forma existe la posibilidad de elegir el color de la cuerda, con combinaciones infinitas que permiten tener un bolso para cada ocasión.
Sus planes de futuro no son otros que seguir haciendo las cosas a mano, despacito y con buena letra. Centrarse especialmente en la joyería explotando su medio, el online, y quién sabe si algún día dando el salto al físico, pero, eso sí, en forma de taller, desde donde pueda conectar con su público y al mismo tiempo seguir dándole a la artesanía el lugar que se merece.
En la joyería artesana Irene ha encontrado una nueva forma de crear piezas únicas y personalizadas. Trabaja con dos técnicas distintas, la joyería en metal (la tradicional) que es la que trabaja directamente sobra la plancha del metal que se esté usando, oro, plata, etc. Y la joyería en cera, algo más sencilla, en la que primero se hacer el prototipo de la joya en cera y después se convierte al material que se desee.
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