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La diseñadora Carmen García Puertas tiene un estilo único y muy muy personal. Comenzó diseñando sus propios vestidos y en muy poco tiempo llegaron los ... encargos de amigas. Y de amigas de sus amigas. Solo por el boca a boca. Pronto profesionalizó su vocación y abrió su taller en la calle Universidad. Tras los encargos de invitadas a eventos, llegaron los de vestidos de novias. «Empecé este año y llegó casi de forma natural», cuenta la diseñadora. El proceso de diseño de un vestido de invitada y uno de novia es muy similar, aunque algo más largo y complejo en una novia. «El proceso creativo es el mismo, sólo que el vestido de novia es más elaborado, lleva más piezas, como velo o cola, suele tener un trabajo más artesanal y mucho más metraje de tela, con lo que los tiempos son más largos».
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El último vestido que ha diseñado Carmen García es el de Belén Bonmatí. «Es un vestido con diferentes texturas, faldas asimétricas y mangas de bambula de seda natural y cuerpo de crepe plisado satinado. El velo lo formaban dos caídas también de bambula que acompañaban al movimiento del vestido».
El proceso de confección de un vestido de novia requiere de cinco citas presenciales. En el caso de Belén, la primera cita fue en mayo. «Ha sido una novia maravillosa que entraba y salía del taller siempre con una sonrisa, teníamos claro un concepto de partida y en cada prueba hemos ido creando juntas y dándole forma hasta conseguir el resultado buscado».
A Carmen le gusta intercambiar ideas con la novia, ver juntas tejidos, diseños, el tipo de evento que quiere la pareja. «Tras esta reunión inicial, envío una idea general presupuestada y, si la novia decide seguir adelante, empezaremos con el proceso creativo y las pruebas».
Los diseños de Carmen García Studio son muy actuales y a la vez tienen un cierto aire atemporal que los hacen versátiles y permiten que las mujeres aporten su personalidad. «En el estudio apostamos por una confección 100% española, por tejidos de proximidad y por la artesanía como parte de nuestro día a día», explica la diseñadora, que en su día se hizo famosa por el vestido de novia que eligió para casarse con Alfonso Pascual, una propuesta de Helena Mareque con dos piezas contemporáneas, con una falda lápiz de corte midi en guipur y una pamela de paja natural sobre la que dejó caer el velo.
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