Los consejos para elegir el mejor calzado infantil, según los expertos valencianos que asesoran a la industria

La investigación aplicada que se lleva a cabo en el centro está ayudando a muchas empresas de calzado a adaptarse al pie, en un momento en el que los zapatos flexibles, ergonómicos, están más de moda que nunca. Así, Biomecanics, la marca de Garvalín que ha patentado conceptos avalados por el Instituto de Biomecánica, ha colaborado con Mango Kids para lanzar al mercado una colección de zapatos para bebés en los que «se respeta el desarrollo natural de un pie en crecimiento».

Pero, ¿cuáles son esos conceptos que han permitido evolucionar qué entendemos por un calzado respetuoso y cuál ha sido el trabajo desarrollado en estos años por el Instituto de Biomecánica de Valencia?

Juan Carlos González, director de Innovación del Ámbito de Indumentaria y Calzado del centro, explica que en el centro, con el conocimiento que tenemos en biomecánica, ergonomía y dimensiones del pie, ayudamos a las empresas a innovar, a desarrollar nuevos productos o incluso a realizar prospecciones de mercado«. De hecho, colaboran con empresas como Garvalín, Pikolinos o Paredes, además del gigante del calzado de seguridad, Panter, o empresas de componentes, como Analco.

En la Comunitat Valenciana es muy difícil competir por precio, así que la industria del calzado ha luchado por aportar valor con un producto mejor, ya sea por moda, por diseño o por los aspectos funcionales que nosotros trabajamos, relacionados con el confort y la ergonomía. Las empresas valencianas del sector son las más interesadas en la innovación, lo llevan en su ADN, proque siempre han tenido que competir, no sólo con China, sino también con el calzado deportivo. Y en los últimos años apuestan todavía más por incorporar conceptos que tienen que ver con el bienestar a su producto.

En todos los aspectos que tienen que ver con el calzado infantil, ha habido cambios de tendencia importantes. «Sobre todo por parte de los podólogos ha habido un mayor interés en cuáles deben ser las características de un buen calzado», explica González, que asegura que hace más de veinte años el Instituto de Biomecánica de Valencia publicó una guía de recomendación en la que se hablaba de una horma que dejara espacio para los dedos, suela fina que permitiese en los primeros años ese tacto del pie con el suelo o que no existieran contrafuertes rígidos. Hemos ido trabajando con la industria para adaptarlo a esa idea de calzado que teníamos nosotros«.

El experto habla también del concepto 'barefoot' que se ha puesto de moda recientemente. «El calzado debe tener ciertos elementos que no constriñan ni limiten el movimiento del pie, pero hay que tener cuidado porque si no hay una estructura mínima genera una inestabilidad artificial. Calzado 'barefoot' sí, pero sin obviar ciertos elementos funcionales para que el pie se mueva de manera solidaria al calzado. Se refiere a aquel calzado que es como un calcetín con suela. »Recientemente hicimos un estudio para ver el patrón de marcha con diferentes tipos de calzado, y la forma de caminar varía siempre, nunca es como andar descalzo, y este tipo de zapato genera una inestabilidad artificial porque el pie se mueve dentro del calcetín.