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Fue la segunda promoción de la escuela de empresarios EDEM, y el de las gafas no fue un proyecto de final de grado, sino uno de primero de carrera. Eso fue en 2013 y desde entonces, diez años más tarde, han pasado por las manos ... de Luis García Figueres muchos pares de gafas. «Me he equivocado muchas veces», confiesa entre risas. Como la vez que confió un gran pedido a un proveedor externo, y se vio enfrascado en un viaje por la costa este de España para vender en mercadillos -o dicho para que suene mejor, «markets»- las gafas que por ser de madera, las ópticas no querían vender por miedo a romperlas cuando las graduaban. Más de tres mil pares por vender. Pero como no hay mal que por bien no venga, en busca de soluciones pensó añadir a la montura de madera lentes de luz azul y de esta manera llegó a un taller óptico ubicado en Alboraya, con el que forjó tal relación que montó un nuevo negocio de importación de lentes, Visualens, que sigue funcionando a día de hoy.
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Como entusiasta del mundo de la moda y el diseño, y sin dejar de intentarlo con su propia marca, Luis acudía cada año a las ferias internacionales del sector. En 2021 conoce a un diseñador con una propuesta muy fresca, monturas hechas de acetato, que es el material que Ray-Ban utilizaba antiguamente para hacer sus gafas. Detecta aquí un hueco en el mercado y junto a un comercial con el que trabajaba comienzan a vender estos modelos por las ópticas de toda España. Ahora su red es mucho más amplia: España, Portugal, Italia, Grecia… Fue de nuevo en una feria en Italia, cuna de esta industria, donde se dio cuenta que necesitaba una identidad más potente para su marca, y ahí nació Flama. la elección fue por instinto», cuenta Luis. «Quería que tuviese un guiño a Valencia, que pudiésemos de alguna manera evangelizar la cultura de aquí».
Ahora el equipo, que ya ha crecido bastante, está trabajando en las tendencias que vienen: las gafas que llevaban tus abuelos. El protagonismo pasa de la montura a la lente. «Las lentes fotocromáticas ya existían, pero hemos hecho una pequeña variación en el producto, con unos tintes especiales, con los que la seguridad prevalece a la estética durante el día, cuando necesitas protegerte del sol y por la noche, y en interiores, se convierte en una lente falsa», explica Luis. Quieren introducir este tipo de gafas como complemento para el día y la noche entre la gente joven. Y no es este el único proyecto que verá la luz este año. Hace poco diseñaban e imprimían en 3D unas gafas para el artista Shoda Monkas, con el que han inaugurado el 'Flama Lab', donde experimentarán con más colaboraciones. También seguirán potenciando la marca Flama, llevando a Valencia por todo el mundo, desde su sofá en Alboraya, que con un poco de suerte y otro tanto de talento conseguirán hacer mucho ruido.
Una propuesta diferente, en un sector quizás algo desfasado. «He escuchado a diseñadores y empresarios de la industria decir que van a acabar con el sector de la óptica, que es cerrado y antiguo. En mi opinión nosotros somos un aliado del sector, que no deja de ser sanitario, con un servicio de salud visual, y vendiendo gafas graduadas por internet pierdes el valor que un óptico aporta al mercado», confiesa el fundador de Flama.
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