«Hay comentarios que no hay que dejar pasar, que parecen inofensivos, pero pueden ser el primer síntoma de un problema mucho mayor», asegura Eva, ... psicóloga especializada en violencia sobre la mujer. Y muchos comienzan por la ropa. «Me decía que me abrochara un botón más de la camisa, o me decía que me iba a tirar una falda porque le parecía que era demasiado corta», relata María, una mujer que tuvo que ser atendida por un psicólogo para poder salir de una relación enfermiza en la que no había maltrato físico, pero sí psicológico.
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Lo relata la cinta de Sofia Coppola 'Priscila', donde se muestra con crudeza la enfermiza relación entre Elvis y Priscila, y que nada tenía que ver con una historia de amor de final feliz. Muy al contrario, la personalidad dominante del artista convirtió a la joven en un reflejo de sus caprichos estéticos, que elegía las prendas que sí podía ponerse y le vetaba otras. Y es que la fiscalización del armario es una de las estrategias de una persona controladora, porque una mujer expresa su personalidad en su estilo a la hora de vestir. «Si un hombre juzga las prendas que lleva su pareja está ejerciendo una dominación y está minando la autoestima de la otra persona», asegura Eva.
En la mayoría de los casos tiene que ver con juzgar prendas que enseñan o sugieren el cuerpo femenino. «Vas provocando por ahí, me decía mi exmarido, y me criticaba hasta que cedía y me cambiaba», cuenta María, que relata cómo llegaba a enfadarse con ella si algún hombre la miraba por la calle.
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