El riesgo de trastornos alimentarios por el vaivén de las tallas de la industria de la moda

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Así, una joven que use una talla considerada normativa, es decir, una 38, puede desarrollar un trastorno alimentario sólo por el hecho de tener que utilizar una talla más grande, a pesar de que su cuerpo se ajusta a lo normativo.

Estas dificultades a la hora de normalizar las tallas y las medidas vienen de lejos, pero se han acentuado con las compras online. El Instituto de Biomecánica de Valencia apuntala esta idea. Según sus datos, un 40% de las compras online de prendas se devuelven, y en un 75% de los casos se debe a problemas con el tallaje. El alto índice de devolución tiene un impacto importante, también en el medio ambiente, y por ese motivo desde el organismo valenciano, dependiente de la Universidad Politécnica, ha desarrollado una iniciativa, llamada My3D_DataMarket, que está financiada por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) con el objetivo de transformar las dimensiones del individuo con escaneres fáciles de usar en una talla determinada.

La disparidad de tallajes es tan grande que, según los datos de la Confederación de Consumidores y Usuarios, cerca de un 80% de la población asegura que no puede usar siempre la misma talla, y el porcentaje es mayor en el caso de las mujeres. La confederación preguntó además si creían que las tallas habían disminuido sus dimensiones, y la respuesta fue que casi la mitad contestó que sí. Y es este problema con las diferencias en tallajes lo que provoca que se pueda agravar cualquier problema con la percepción del propio cuerpo, que ya viene marcado por la gran influencia de las redes sociales, sobre todo en los niños y adolescentes.