

Secciones
Servicios
Destacamos
VICENTE GARRIDO
Domingo, 2 de febrero 2020, 08:19
Dicen que la muerte es el olvido y precisamente por ello, Fernando vive y seguirá viviendo aunque ya no sea y en adelante hablemos de él en pasado. Porque no podremos, ni querremos, olvidarlo.
Nos conocimos hace más de cuarenta años por nuestro común amigo José Luis López Guardiola. Desde entonces hemos fomentado una amistad que ha sido intensa, sólida, permanente, constante y compartida con buenos amigos y con nuestras mujeres, con quienes conformamos nuestro querido 'chiringuito' desde el que convivíamos a diario.
El cúmulo de vivencias, de viajes, de anécdotas…que hemos vivido juntos es enorme y en estos momentos conmueve recordarlos. Como decía Borges, la muerte es una vida vivida (como la vida es una muerte que viene).
Siempre pensé que Fernando nos despediría a todos y el destino, siempre desbocado, ha querido lo contrario. Ya advirtió Larra que nunca sucede lo inevitable, siempre ocurre lo imprevisible.
Ordenado, metódico, disciplinado, comedido en sus costumbres cotidianas, esmerado en su cuidado personal, deportista, moderadamente coqueto…Rebosaba salud y estaba llamado a ser centenario.
Concitaba unanimidad, me decía un buen amigo, y es verdad. Unanimidad en destacar su amabilidad (la cortesía de los generosos), su exquisitez en el trato, su humor tan especial, su afabilidad, siempre risueño y cariñoso. Era el mejor, me decía otro. Y también es verdad, por apreciación unánime.
Heredó de su padre -además del señorío- una vocación y sentido del deber que siempre le guio en el ejercicio profesional. Notario, durante años en Almassora, donde dejó una impronta imborrable. Después en Valencia, convenido con su hermano Carlos y después con Alfonso Maldonado. Su céntrico despacho era uno de los más acreditados y demandados por el buen servicio que prestaba y porque ejerció con auténtica pasión y absoluta dedicación.
Riguroso hasta el extremo, no se limitó a dar fe pública sino también a ser consejero, consultor y asesor de sus clientes. Jamás autorizó una escritura sin constatar la capacidad del otorgante, y siempre se preocupó de que los comparecientes entendieran lo que iban a firmar. Se erigió así en baluarte de la seguridad jurídica. Y dispensó a compañeros, letrados, clientes o empleados su mejor respeto y consideración.
Hasta última hora, hasta que sus fuerzas se lo han permitido ha permanecido al pie del cañón, empeñado en ofrecer el mejor servicio público que tenía encomendado.
Feliz con sus hermanos, sus cuñados y sus sobrinos, a los que adoraba, sin duda la mejor decisión de su vida fue casarse con Belén, su gran amor, su compañera, su amiga, su eficaz colaboradora. Y en los últimos meses, su mejor cuidadora. Nunca olvidaremos, Belén, tu actitud ejemplar durante la enfermedad de Fernando, asistiéndole, acompañándole, animándole y proporcionándole un final discreto, tranquilo y silencioso como él habría elegido.
Y su mejor obra, sus dos hijos, Elena y Fernando, a los que tanto quería. Lo mejor que puede percibir un padre es que sus hijos se sientan orgullosos de él. Y así lo oímos en su despedida exequial, con emocionadas palabras, de quien para siempre se enorgullecerá de llamarse como él.
Jávea ya nunca será como fue para sus amigos, que tanto le quisimos. Pero lo tendremos con nosotros, muy cerca, y con él seguiremos con los baños en las rocas, los paseos por los maravillosos parajes, las cenas estivales en los chiringuitos… y dando gracias a Dios por haberlo conocido y disfrutado. ¡Hasta siempre, amigo! (y tranquilo: Alton y Tula estarán bien atendidos).
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.