Las necesidades que crean las influencers en la sociedad

A pesar de que esta figura lleva bastante tiempo en nuestras vidas, su impacto ha alcanzado un nuevo nivel mundial durante los últimos años, y lo que antes conocíamos como 'bloggers', se han transformado en 'influencers' que nos cuentan su día a día, nos enseñan sus compras o nos ponen el día de las últimas tendencias de moda y belleza, algo que inconscientemente, genera necesidades.

Los influencers se han convertido en la máxima representación del consumismo, que es en lo que consiste básicamente su trabajo, en influir en la sociedad a gran escala. El problema empieza cuando esa influencia se utiliza para animar a la gente a comprar más, especialmente cuando se trata de moda.

Andrea Marí, una influencer valenciana, más conocida en redes sociales bajo el pseudónimo 'sencilla ideal', empezó su andadura en el mundo de la moda hace 13 años con un blog en el que compartía sus looks del día a día. Poco después de su creación, Andrea recibió una invitación para asistir a un evento con la condición de compartir ese contenido en su espacio de moda. «En ese momento me pareció súper divertido», indica la influencer.

Durante estos años su evolución ha sido progresiva y bonita pero jamás pensó en que llegaría a este nivel y que las redes sociales podrían sustituir la publicidad en otros formatos. Actualmente, Andrea cuenta con un total de 28.000 seguidores en Instagram, con los que comparte información de todo tipo. Desde los pequeños ratos con su hija Alexa, hasta sus últimas compras, restaurantes favoritos o productos de cosmética y rutinas.

Gracias a la pequeña pantalla consigue llegar a toda esta gente de forma natural, cotidiana y cercana. Las grandes marcas han visto la ventaja y los beneficios de compartir este contenido y utilizan a las influencers para su promoción. «En nuestro papel de comunicadores debemos cuidar los valores que transmitimos para que lo que llegue a mucha gente sea sano y bonito», señala Marí, quien busca ser siempre fiel a sus valores y sus gustos.

«¿Andrea de donde es el conjunto que llevas hoy?», suele ser una de las preguntas más frecuentes que le hacen sus seguidores, y como compartir es de guapas, Andrea no duda ni un solo momento en compartir esa información. «Al final para mí es un halago que a la gente le guste lo que llevo o consumo. Disfruto cuando me cuentan que se lo han comprado igual», explica Marí.

Con los pies en la tierra, Andrea es consciente del impacto que tiene en la gente y reconoce que en muchas ocasiones la figura del influencer crea una necesidad de compra. «Aquí cada uno debe ser consciente de sus posibilidades y necesidades, y gestionar todo lo que se ve en redes para aprvecharse de la información que le va bien», asegura Andrea.

Aprovechando la llegada de las rebajas y el contenido que veremos durante los próximos días en Instagram en el que las influencers compartan sus últimas compras, varios expertos invitan a reflexionar sobre si realmente necesitamos esas prendas o simplemente lo compramos porque lo hemos visto en Instagram. ¿Necesidad o capricho? Como bien decía Aristóteles, «las virtudes están en el término medio».