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Una joven en oración durante una de las horas santas que el movimiento católico Hakuna organiza entre universitarios de Valencia. Irene Marsilla
La fe juvenil salta de las iglesias a los estadios

La fe juvenil salta de las iglesias a los estadios

Pop cristiano de masas, pandillas espirituales, escapadas, retiros y hasta moda. Así son algunas de las propuestas de los movimientos religiosos que atraen a una juventud cada vez menos creyente: más de la mitad de los jóvenes valencianos no concibe a Dios y poco más de un 12% se declara católico practicante

Lunes, 22 de enero 2024, 00:54

6 de enero. Día de Reyes. El WiZink madrileño está a reventar. Unas 17.000 almas cantan y rezan con Hakuna Music Group. Esta vez no es Coldplay, Rosalía o Taylor Swift… Es Jesucristo, sus valores y la oración lo que mueve masas por obra y gracia de un movimiento que lleva una década armando ese «lío en las diócesis» que el Papa Francisco anhelaba en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de 2013.

Un exmiembro del Opus Dei, José Pedro Manglano, lo fundó tras asistir con un grupo de jóvenes a aquel encuentro en Brasil y su expansión es evidente. Hakuna ya tiene presencia en Valencia, Alicante, Alcoy o la Vega Baja y se ramifica a nivel mundial con un aspecto visual muy desacralizado (basta visitar su web para comprobarlo). Centrada en lo humano y en los conceptos que triunfan entre jóvenes: música hecha por jóvenes, tienda de moda y libros, palabras 'anglo', escapadas, quedadas, amistad, redes sociales… Todo renovado, pero con Cristo, la oración y el prójimo en el medio.

Más allá de este boom, los estudios sociológicos hablan de una religiosidad juvenil de baja intensidad, tanto en España como en la Comunitat. Son menos de la mitad los que creen, y entre ellos, también son pocos los que practican.

El último informe Laicidad en Cifras de la Fundación Ferrer i Guàrdia sitúa ya en el 40% el porcentaje de españoles sin adscripción de conciencia religiosa. Indiferentes, ateos, agnósticos… Esa proporción se eleva hasta el 60% entre los jóvenes de 18 y 24 años y presenta cifras muy similares entre los 25 y 34.

¿Qué sucede en la Comunitat? Un amplio análisis de datos entre 2013 y 2022 presentado por la Asociación Española de Ciencia Regional estima que el porcentaje general de creyentes valencianos ha pasado del 75% al 62% en ese tiempo. Y deja la porción de jóvenes con convicción religiosa en un 48%, con algunas diferencias en función del nivel de estudios.

El último dato conocido lo aportó el CIS con motivo de las últimas elecciones municipales y autonómicas del año pasado. Ahí la cifra de creyentes entre los 18 y los 24 años se queda ya en un 46%. Aprecia la consulta sociológica un 12% de católicos practicantes en esta franja de edad y un 31% de católicos no practicantes.

Preguntamos al azar. Sara tiene 25 años. Se define como católica practicante. Va a misa los domingos. Pero estima en apenas un 20% el porcentaje en su grupo de amigos que siguen la fe y a la Iglesia. Fer pertenece a la Iglesia Evangélica y estima que algunos jóvenes con los que ha tratado «perciben la institución católica como muy anticuada».

Luis, de 25 años, se ha formado en un colegio religioso, pero hoy se define como ateo: «Quizá me lo metieron con calzador y al hacerme mayor lo he rechazado. Creo que a Dios nos lo hemos inventado para vivir más tranquilos», baraja». Ninguno de sus amigos es creyente.

«¿Qué te aleja de la iglesia?». Es la pregunta que dirigimos a varios jóvenes creyentes no practicantes. Sus argumentos van desde el precepto de la virginidad antes del matrimonio, el tratamiento eclesial ante la diversidad sexual o una concepción de la institución como «anticuada», «aburrida en sus ritos» o «con sacerdotes muy mayores que no me llegan y a veces ni los entiendo».

Frente a estos pensamientos, el Papa Francisco ha marcado pautas a escala mundial. Quiere que la pastoral juvenil sea «más flexible», deje de ser «elitista» y se convierta en «popular», sin tantas «normas y marcos». Abierta a todos los jóvenes «con sus dudas, sus traumas, su búsqueda de identidad o sus experiencias de pecado».

Y Hakuna lo ha tomado al pie de la letra: que sean los jóvenes los que acerquen la fe a otros jóvenes, mucha música y ritmos actuales, una estética limpia y luminosa, muy naturalista, sin los símbolos más arcaicos, barrocos o tradicionales de la iconografía sacra. Sonrisa en vez de culpa y condena. Puerta abierta a cualquiera. Mensaje de 'buen rollo' a raudales y mucha actividad en grupo. Todos a bailar con Dios.

El reciente llenazo en el WiZink madrileño, portadas de discos sin los iconos cristianos más tradicionales o una eucaristía en una playa, imágenes nuevas que deja el movimiento católico Hakuna. Hakuna / R. I.
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Hasta hay palabras malsonantes. 'Santos de mierda' es el libro de Manglano que une «de modo casi repugnante las realidades más extremas: la santidad y la mierda, el solo espíritu y la sola materia, lo más divino y lo más terreno, lo más bello y lo más repulsivo», reza su sinopsis. Apelando a la cristiandad que sale de misa y pisa el barro.

La virginidad hasta el matrimonio o sacerdotes «que no te llegan», entre las razones de los jóvenes con fe que no van a la iglesia

O los 'revolcaderos'. Son pandillas de unos 10 amigos que se proponen crecer juntos en la fe y se reúnen cada dos semanas en casas o algún local para cenar, picar algo y exponer un tema cristiano para «revolcarse» en el diálogo y abordarlo juntos desde la experiencia.

¿Cómo interpreta Hakuna la gran acogida de su movimiento? «Vivimos en un mundo desarraigado en el que el relativismo, la disolución de la familia o el materialismo son factores extremadamente presentes», describe la portavoz nacional del movimento, Maca Torres.

«Aquí hay contagio y lo que se contagia es vida»

Pero Don Josepe, como llaman al fundador, cree que en un mundo así «el olfato por la vida se agudiza y cuando ves vida no sabes explicar qué pasa, pero sabes que ahí hay vida y que estás bien, que eres querido, que eres libre. Igual que los perros huelen el miedo, los jóvenes huelen la vida. Y de donde hay vida no se quieren ir».

Los padres de la Iglesia decían que el cristianismo no se extiende por convicción o coacción, sino por contagio. Eso, destaca Hakuna, «es lo que ocurre aquí y lo que se contagia es vida». Ante las encuestas que marcan una religiosidad juvenil a la baja, auguran un despertar: «Un gran crecimiento se empieza a denotar. Muchos se convierten o vuelven a la fe atraídos por una Vida que vivimos en todo: cantando, estudiando, trabajando, sufriendo, alegrándonos, en la liturgia, en casa, con los amigos...», considera Torres.

¿Qué hacen decenas de jóvenes un lunes a las nueve de la noche en la Iglesia de San Pascual Bailón de Valencia? Es la Hora Santa de Hakuna y se reúnen universitarios de toda la ciudad para compartir testimonios, adorar, cantar, confesarse (quien lo desee) y orar.

Jóvenes universitarios valencianos llenan el templo de San Pascual Bailón en las horas santas de los lunes por la noche. Primero Dios, y luego, cena entre colegas. Irene Marsilla

Marta es coordinadora y Pablo está implicado en la música. Tienen 20 años y estudian Derecho y Magisterio. «Antes iba a misa a veces, me confesaba y poco más. Empecé en Hakuna hace tres años por amigos y me ha atrapado. Las letras llegan y tocan tus inquietudes. Están escritas por jóvenes» y luego son revisadas por teólogos, detalla la estudiante.

La afluencia «ha ido a más y el éxito nos ha sorprendido a todos. Salvo en exámenes, hay llenazo. Viene gente de Derecho, Magisterio, Bellas Artes…», resumen. «Y nadie queda indiferente. Hemos visto a muchos acercarse al cristianismo sin proceder de familias creyentes. Entran por probar y descubren que necesitaban algo espiritual». Les llena «la alegría, la música, la amistad…».

Ni Marta ni Pablo descuidan la atención al prójimo: realizan labores de voluntariado, actividades con personas discapacitadas, acompañamiento en residencias o visitas y auxilio a gente sin techo.

«Salvo en exámenes, la iglesia se llena en la Hora Santa. He visto a muchos jóvenes acercarse al cristianismo»

Marta (20 años), universitaria y coordinadora de Hakuna

Más allá de Hakuna, hay otros modelos nuevos de acercamiento al cristianismo que calan entre jóvenes. Por ejemplo, Effetá, la versión juvenil de los más conocidos retiros para adultos de Emaús. «Son reuniones de fin de semana donde los jóvenes reflexionan sobre su identidad para conocerse mejor. Tienen un encuentro de amor con Dios a través del testimonio de otros jóvenes», detallan desde la parroquia de Santa Catalina y San Agustín, una de las cuatro que promueven esta iniciativa en la región.

Como con la música de Hakuna, lo organizan jóvenes para otros jóvenes. Entre semejantes. Y va orientado «a cualquier persona, católica o no, de entre 18 y 30 años», describen. Además, «sólo se hace una vez en la vida y suelen llenarse», detallan.

El hermano pequeño de estos retiros es Bartimeo, de momento sólo organizado por una iglesia alicantina y orientado a estudiantes de Bachillerato. Tiene su origen en la tradición cristiana americana, basado en «dinámicas y testimonios». De nuevo vivencia compartida y naturaleza, fuera de las iglesias.

Otro ejemplo de abrazo entre lo religioso y lo pop lo encontramos con 'Elemental'. La última película de animación de Pixar es el lema de un campamento para niños de entre 8 y 14 años que el Arzobispado de Valencia celebra en el centro de espiritualidad Verbum Dei de Siete Aguas. Será a principios del mes que viene.

El cartel para un campamento infantil en un centro de espiritualidad, con el logo e imagen de la última película de Pixar. AVAN

 

«Lleva el nombre de 'Elemental' porque la idea es que descubran qué es lo más importante de nuestras vidas y hablarles sobre la misión y los misioneros», explica la delegación diocesana de Misiones. Habrá juegos, talleres, rezo, Eucaristía y testimonios. Los monitores son jóvenes que se forman para una experiencia misionera el próximo verano.

La visión de la Iglesia Evangélica

El Consejo Evangélico de la Comunitat cifra en más de 75.000 los fieles en la región, con 243 iglesias y 489 lugares de culto. Javier Noguera, su consejero de juventud y deportes, percibe «un incremento de preadolescentes, adolescentes y jóvenes». Cree que responde al «aumento de la migración latinoamericana». Pero también que la pandemia ha sido «un revulsivo». En los momentos críticos, «cuando todo se derrumba, nos damos un golpe de realidad. Tocamos la muerte y descubrimos que el amor, la familia o Dios son necesarios».

Ante el descenso que marcan las estadísticas, «no pensamos en términos cuantitativos. Los jóvenes crecen en un mundo competitivo, individualista, muy materialista y sexualizado que acorrala lo espiritual. Pero al final todos buscan la identidad y el amor al prójimo es universal».

Varios jóvenes participan en un encuentro de la Iglesia Evangélica, el viernes, en Alboraya. Jesús Signes

¿Qué pasa con la virginidad hasta el matrimonio? «El sexo es precioso y lo ideal es que se comparta con la persona con la que vas a pasar la vida. Pero los jóvenes no deben autoexcluirse de la religión por no estar de acuerdo», comprende.

Asegura que en su credo el relevo de religiosos no está en apuros . «Tenemos muchos pastores jóvenes de menos de 40». Eso sí, admite como ventaja que el guía evangélico pueda combinar su labor con la vida en pareja.

Esta rama de la cristiandad también renueva sus modelos para jóvenes. Por ejemplo, con (Re)Visión, evento para adolescentes de entre 12 a 18 años que buscan «crear comunidad, conocer gente y servir más en sus iglesias». Por 2 euros, hay «bebida y sorpresa».

Otros pueden buscar a Dios o ser un poco más cristianos a través de un balón. Es lo que propone el Evangélico CF de Torrent. Aúna a jóvenes voluntarios que intentan sacar del pozo del riesgo social a niños y adolescentes del conflictivo barrio del Xenillet.

O Cero Cero, acción religiosa con jóvenes que persigue acabar con el alcohol en zonas de fiesta. «Los chavales van con un alcoholímetro por zonas de fiestas y dan premios a los que dan negativo», detalla Noguera. Quieren alejarles de las drogas y trasladarles valores. «Importa más que descubran a Jesús con estilos de vida ejemplares que verlos en las iglesias», sentencia.

Trabajos de voluntariado con alimentos para personas necesitadas en una mezquita de Valencia. EP

«Buscan espiritualidad, no necesariamente religiosa»

El profesor Arenas, director de Filosofía en la UV. LP

Francisco Arenas es director del Departamento de Filosofía de la Universitat de València y responsable del proyecto ALUZAR (Alianza multirreligiosa para abordar los retos sociales desde la Agenda 2030). A su entender, la pérdida de la influencia social de la religión y, en particular, «la pérdida del monopolio religioso de la Iglesia católica, no debería llevarnos a concluir que vamos hacia una sociedad sin religiosidad o sin espiritualidad». Las religiones, ahonda, «siguen estando muy presentes y su aportación es muy relevante».

«Hay una demanda de espiritualidad entre los jóvenes, pero no es una espiritualidad necesariamente religiosa», estima el experto. Los jóvenes «buscan espacios para pensar sobre el sentido de la vida en un momento en que están construyendo su propia identidad». La escuela «podría ser un espacio privilegiado para interactuar y favorecer el aprendizaje de la diversidad religiosa y la convivencia multiconfesional». Pero aprecia baches: «La educación formal no prepara en muchas ocasiones para esta búsqueda de sentido, de trascendencia».

Para Arenas, «este deseo de trascendencia, de vida plena, o de un desarrollo armónico integral, tanto en el aspecto de crecimiento interior como de la preocupación por los demás, superando la tendencia a pensar en uno mismo, es el que impulsa a los jóvenes a religarse con su entorno, realizando actividades que favorezcan su trascendencia y que den sentido a su vida».

No se trata solo de rezar o de meditar. «También de implicarse en la mejora del entorno, en la acción social, para construir tejido social y fortalecer prácticas de solidaridad y desarrollo sostenible, desde la pluralidad de opciones religiosas y espirituales, trabajando por una sociedad mejor y mostrando que se puede vivir de una manera diferente», destaca el profesor. «Una sociedad postsecular implica una pluralidad de manifestaciones religiosas».

Los jóvenes, incide, «pueden ser agentes clave para favorecer un auténtico diálogo y encuentro interreligioso, que implica respeto para todas las entidades religiosas, pero buscando establecer campos de intersección y colaboración entre ellas».

Nuestras sociedades, con poblaciones multiculturales y multirreligiosas, «exigen apostar por una educación para el diálogo intercultural e interreligioso y una enseñanza de las religiones desde un punto de vista crítico». Ve Arenas necesaria «la apertura al otro desde la propia diferencia y el deseo de encontrar modos de cooperación y de interacción». El aumento de la diversidad religiosa «hace importante que las diferentes religiones cooperen entre ellas e impulsen el diálogo para lograr verdaderas transformaciones sociales hacia el bien común, fortaleciendo lo intangible en el ser humano».

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