b. s.
Martes, 12 de julio 2022, 01:31
Tardes en una terraza, veladas y cenas improvisadas con amigos. En verano solemos pasar más tiempo en la calle para aprovechar que los días son más largos y muchos de esos planes implican alguna que otra copa de vino, cerveza o alcohol.
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Hasta aquí todo normal. El problema reside si, a la hora de volver a casa, teníamos pensado coger el coche. No sólo por la multa que puede caerte en caso de que te hagan un control de alcoholemia, sino porque tu seguridad, la del resto de viajeros del vehículo y la de los otros usuarios de la carretera está en peligro. Conducir bajo los efectos de bebidas alcohólicas dispara las posibilidades de accidente.
La Dirección General de Tráfico (DGT) recomienda siempre que, a la hora de conducir, lo ideal es no ingerir ni una sola gota de alcohol. No obstante, establece un límite de 0,5 gr/l o, en caso de los conductores noveles, de 0,3 gr/l. Unas copas de más pueden salirnos bien caras, ya que las sanciones pueden ascenser a los mil euros y a la retirada de seis puntos del carné de conducir.
Más sobre la DGT
Tal y como la misma entidad establece, una copa de vino, por ejemplo, no afecta igual a una mujer que a un hombre. La tasa de alcoholemia depende del sexo del consumidor, el peso, la cantidad de alcohol puro que se haya ingerido y el volumen de esa bebida.
El alcohol puro bebido se calcula multiplicando la graduación de la bebida usada (un número seguido del cero de grados (º) que aparece en la etiqueta de la bebida) por la cantidad ingerida (en centímetros cúbicos o mililitros y por 0,8 –densidad del alcohol– dividido por 100.
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El grado de alcoholemia se calcula al dividir los gramos de alcohol puro ingeridos por el peso (en kilos) del bebedor multiplicado por 0,7 (0,6 en las mujeres cuya tolerancia al alcohol es menor).
Los efectos aparecen desde el primer momento, incluso con tasas inferiores a las permitidas para conducir. Así, desde 0,3 y hasta 0,5 –se alcanza con 2 cañas o dos vinos– ya se incrementa el tiempo de reacción, comienzan los problemas de coordinación y se subestima la velocidad. Al superar 0,5 gr/l. de alcoholemia, comienzan los problemas de visión y por encima de 0,8, graves problema de atención y coordinación y fuerte somnolencia.
A partir de 1,2 gr/l de tasa de alcohol en sangre (0,6 en aire espirado), la conducción se considera delito, penado con entre 3 y 6 meses de prisión.
El cuerpo –el hígado, fundamentalmente– metaboliza el alcohol despacio, y según características individuales (peso, enfermedades, medicación...) tarda horas en eliminarlo.
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