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La Mabel Lozano de los inicios de su carrera profesional, aquella joven que se hizo famosa en las pasarelas y en las pantallas, que también tuvo sus pinitos como actriz, ya no existe. No es que reniegue de esa Mabel de juventud -incluso le han ... afeado que fuera portada de una revista Interviu: «¿eso me invalida para denunciar la prostitución?», contestó entonces-. El tema es simple: ese pasado ya no le interesa. Mabel Lozano -que intervendrá hoy en el evento de LAS PROVINCIAS Somos Más- es desde hace justo ahora veinte años una aclamada directora de cine y una feroz activista que lucha contra la trata gracias a «un rostro con nombre de mujer». Irina, se llama. Después de ella han venido muchas más historias, en un camino de vida que no ha sido fácil, porque enfrentarse a lo establecido no gusta a todo el mundo. Mabel rechaza hablar de las amenazas que ha sufrido, porque no quiere poner el foco sobre ella.
-¿Quién es Irina?
-Irina es una chica rusa que conocí en el 2004, que había sido víctima de trata, de explotación sexual, de esclavitud. Y ese rostro, el de Irina, me hizo ponerme unas gafas que ya no me he quitado nunca, un compromiso como ser humano, como madre, como mujer, contra la esclavitud. Una esclavitud que se llama prostitución.
-Ha luchado contra la prostitución identificándola con la trata de mujeres. ¿Por qué es lo mismo?
-Cuando hablas de trata sexual, todo el mundo se pone de frente, porque trata es esclavitud, es explotación. Pero cuando hablas de prostitución, la gente se pone de perfil, porque entienden que en la prostitución puede haber en muchos casos de libertad. Vale, admitamos pulpo como animal de compañía, pensemos que hay mujeres que lo eligen libremente. ¿Qué porcentaje es ese comparado con la prostitución 'mainstream' en nuestro país? La prostitución en España tiene rostro de mujer, de migrante, cada vez más joven, con hijos menores a su cargo, que viene buscando, como todos, una posibilidad de ser feliz.
-¿Son las víctimas de trata las que llenan los prostíbulos?
-¿Dónde os creéis que están las víctimas de trata sexual? Están en la prostitución; la trata es la cantera de donde extraemos, de donde desarraigamos a las mujeres de sus entornos familiares para explotarlas. Pero es un negocio, y muy boyante, como el narcotráfico, y siempre va a haber voces que digan que no están en contra, pero si preguntas a alguien: «¿tú quieres que tu hija, que tu hermana, sea prostituta? Hay que comunicar a la gente que esas mujeres no tienen alternativas, que no hay, en la mayoría de los casos, libertad de elección, sino vulnerabilidad, precariedad y pobreza.
-Quizás la prostitución se haya normalizado porque está ahí al lado de nuestras casas, porque muchos hombres la consumen.
-Un 38% de hombres, es decir, ocho millones de españoles, declaran, ellos, consumir sexo de pago. Eso quiere decir que debe de ser la punta del iceberg. ¿Son conscientes de que la diferencia entre la violación y la prostitución es simplemente un billete? ¿De que esas mujeres no los desean, y que si pudieran elegir no estarían ahí, con ellos?-Se ha convertido en altavoz de mujeres que quizás no tengan esa opción de hacerse oír.-Yo soy el altavoz, y lo cuento todo en primera persona. Presto esta herramienta que es el cine para hacer escuchar testimonios de mujeres que no tienen voz, que están silenciadas. Cuando hablas de la prostitución aparecen cuatro mujeres a defenderla -que, por cierto, siempre son las mismas-, pero no sales a preguntarles a mujeres que están quince horas de lunes a domingo en una rotonda. A ver qué les parece.
-Ava es la historia de una víctima de prostitución a la que ha puesto voz, y el documental acaba de ganar un Goya. ¿Siente orgullo?
-A lo largo de mi carrera he conseguido más de doscientos premios, y sólo 'Ava' tiene doce. Pero no creo que los premios sean una suerte; a mí nunca me pillan durmiendo. Yo los agradezco, pero eso no es la finalidad, sino el camino.
-El testimonio es terrible. ¿Es una de las historias más sobrecogedoras que ha escuchado?
-El caso de Ava es durísimo; el rostro de la vulnerabilidad, una menor criada en un entorno de muchísima violencia, con daño cerebral, drogada, y que veinte hombres la compren. ¿Qué hacen personas normales, entre comillas, comprando a una niña como Ava? ¿Has escuchado lo que dice la madre cuando la recoge? ¿Por qué estamos normalizando algo que no es normal? Además, piensa que cuando los proxenetas salen en tercer grado, ellas entran a las cárceles, metafóricamente hablando. Ava y su madre se han tenido que esconder.
-¿Cree que en estos veinte años como activista han cambiado cosas?
-En este momento ya se está trabajando en una comisión para preparar el anteproyecto de la ley integral contra la trata, y de la que formo parte. En breve va a empezar a caminar en el Congreso, y condenará todas las caras del proxenetismo. Las preguntas que me estás haciendo, con compromiso, hace quince años nadie me las hacía, sobre todo porque la prensa tenía anuncios de contactos que ponían los proxenetas, así que había una doble moral, la de aceptar la prostitución y denunciar la trata.
-Me ha gustado mucho una frase que le he leído: 'dale un lápiz a una niña y cambiará el mundo'. ¿Por qué cree que todavía hoy somos el eslabón débil de la sociedad?
-La feminización de la pobreza es un hecho. Acabo de realizar un trabajo sobre movimientos migratorios de este siglo y son todo mujeres que salen buscando una posibilidad, huyendo de las guerras, de las hambrunas, de las palizas, de las mutilaciones… Si estuviéramos tú y yo en una situación parecida, que a tu hija vayan a practicarle una mutilación genital, ¿no huiríamos? Son mujeres valientes, que no quieren ser princesas de Asturias, que lo que quieren es salir adelante. Y me preocupa sobre todo en esta sociedad la pornografía.
-Había un testimonio de un joven que decía que no podía tener una relación normal con una mujer por culpa del porno.
-Doy cientos de conferencias sobre la pornografía en todo el mundo, y es un fenómeno que tiene que ver con la falta de educación sexual. No hablamos de sexualidad a nuestros hijos en este país, y si tú no eres un referente en la sexualidad de tus hijos lo ocupará la pornografía. ¿Por qué unos chavales de doce años quieren violar a una niña? ¿Dónde lo han visto? Está muy claro, en el porno, que lo están consumiendo desde los nueve años sin ningún pensamiento crítico de qué es la sexualidad.
-Pero hay muchas críticas a que en los colegios se hable de sexualidad.
-Esto no tiene que ver con la moral, porque la sexualidad es importantísima, tanto como hablar a los chavales de alimentación o de deporte. La pornografía se convierte en una escuela agresiva, que normaliza el maltrato a las mujeres, y que acaba siendo un incentivador de la prostitución. Si estoy viendo 24/7 pornografía, que es un supermercado de cuerpos, ¿dónde te crees que voy a ir después? A hacer lo mismo que estoy viendo, a la prostitución. Es un comportamiento misógino, machista, de cero empatía.
-Deshumaniza el porno.
-Y cosifica a la mujer.
-Usted, que conoce el problema a la perfección, ¿cómo ha hablado a sus hijos de sexualidad?
-Yo he hablado mucho con ellos, y conforme lo iban demandando. Cuando son pequeños tienen curiosidad sexual, y es normal que pregunten, pero la gente les echa la bronca. Creo que hay que tratarlo con mucha normalidad, poniendo nombre a las cosas -pene, vulva, vagina, y no 'pichiflu' o 'pichifla'- y nunca les he dicho que los niños vienen de París. Y, sobre todo, retrasar todo lo que se pueda la llegada del móvil. Por supuesto, a los más pequeños, instalar el control parental. Y empatizar con quienes se enganchan al porno, porque es totalmente adictivo, tanto o más que la cocaína.
-Habla además en un corto de animación, 'Lola, lolita, lolaza', de cáncer de mama, del que sufrió usted, y ahora sí, en primera persona. ¿Cómo llegó el diagnóstico?
-Me habló de su cáncer de mama una periodista amiga, Paca Díaz. Me preguntó si yo me exploraba, y yo le dije que no. Aquello me sirvió para hacerlo, y así fue como lo encontré.
-En el corto trata el cáncer sin dramatismos y con humor. ¿Por qué ha elegido hacerlo así?
-Yo soy mucho de ponerme de frente, de mirar a la cara a los problemas y afrontarlos. Sí, he tenido cáncer, y desde el primer momento lo dije: «tengo cáncer», para quitarle el estigma. Cuando me diagnosticaron yo pregunté: «¿Me voy a morir?», y me contestaron: «Sí, pero no de esto». Y la siguiente pregunta fue: «Vale, ¿y qué tengo que hacer?».
-¿Le aparecen los temas y no tiene tiempo de contarlos todos?
-Siempre tengo cosas que hacer, y sobre todo soy una gran disfrutona de la vida, aunque aborde esos temas tan brutales, y si puedo hacerlo es porque mi entorno me lo permite; mi familia, mi forma de ser, mi carácter. Si no, estaría en un rincón llorando. Vivir es un éxito, y por eso intento hacer de mi vida algo extraordinario cada día, pero no porque sea Xena la guerrera, sino en las pequeñitas cosas. Estar con tu gente, ayudar a la mamá de Ava... Y en el camino de la vida te encuentras premios, en el camino de la vida tienes cáncer... La finalidad última es poner un granito de arena para hacer este mundo un poco más justo y más igualitario.
-¿Cree que lo está logrando?
-Al menos lo estoy intentando.
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