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Prohibido jugar a fútbol en el patio

Prohibido jugar a fútbol en el patio

Un colegio de Alboraya revoluciona el recreo: los mayores organizan juegos a los niños, olvidando el deporte rey

Lunes, 2 de julio 2018, 00:24

Suena el pitido y toca bajar al patio. Media hora que siempre sabe a gloria para los centenares de niños y niñas que comparten juego, bocadillo y pelota. El recreo que se acostumbra en la Comunitat también era el que, hasta hace poco, se acostumbraba en el Colegio Santa María – Marianistas de Alboraya. Pero este curso, casi todo ha cambiado.

Desde el colegio se ha puesto en marcha un ambicioso proyecto, enmarcado en las nuevas metodologías de aprendizaje. «Consiste básicamente en que alumnos de secundaria dinamizan la hora del patio de primaria con juegos dirigidos, tanto deportivos como de mesa (parchís, ajedrez, cuatro en línea, cartas, etc.). Todo ello está integrado dentro de la asignatura de Educación Física de Secundaria», comenta Manuel Falo, profesor del colegio e impulsor del proyecto.

Cada día, una de las clases de 3º y 4º de ESO del colegio hace coincidir una de las horas semanales de la asignatura con el patio de Primaria. Así, el alumnado de ESO, después de haber almorzado, se enfunda en petos fosforescentes y espera a que las clases de primaria bajen al recreo para compartir con ellos esta dinamización. Grupos de cuatro alumnos se encargan del juego de una clase de primaria. Cada día de la semana, el juego propuesto para cada grupo es diferente y hay para no aburrirse: voleyball, ping-pong, baloncesto, pañuelo, balón tiro, colpbol, balonmano, además de espacios comunes con juegos de mesa y coreografías dirigidas.

Y lo más llamativo es que no hay rastro de fútbol, el deporte estrella de los patios. «Lo cierto es que es una lástima pero cada vez más, el fútbol es una fuente constante de conflictos en los patios escolares (y en los no escolares). Posiblemente por lo que a los niños y niñas se les trasnmite desde la tele, los clubs, etc. Parece que sea un deporte en el que constantemente los niños de siete años estén jugándose la final de la Champions y no se dediquen a disfrutar de un deporte que es maravilloso», sentencia el responsable del proyecto. Y añade: «Es como si todos quisieran llegar a ser un Cristiano o un Messi y, siento decirlo así, es algo que se debería revisar en lo educacional (desde la familias, los clubes, etc.)».

Y haciendo balance de la temporada, no le falta razón. Durante el curso se ha dado el caso de varias tanganas futbolísticas, sobre todo entre los padres o estos con el arbitro. El fútbol base cierra filas contra estos actos, pero sí se respira un aire algo cargado, en el que el fair-play no se presupone, sino que se tiene que subrayar. Esta iniciativa intenta salvar el patio de conflictos innecesario y servir para que se mire más allá de la porteria contraria.

De paso, también se busca romper los roles habituales en un patio, además de abrir el juego a todos los géneros por igual. La cancha ya no está reservada a los chicos, ni las gradas a las chicas. Ahora la clase funciona y juega y como una: «Hemos conseguido minimizar conflictos, incluir a muchos más niños en el juego con sus compañeros de clase y, a la vez, el alumnado de ESO se siente partícipe y responsable de una actividad que, sin su colaboración y dedicación, sería imposible de realizar. El patio es mucho más ordenado, cada clase tiene una zona juego, lo cual permite una mejor distribución del alumnado y los espacios», comenta.

Además los mayores tienen una forma diferente de hacer Educación Física: «Hay niños cuya predisposición al deporte no es del todo buena o su capacidad cinestésico-corporal debe desarrollarse más, pero esto no entra en conflicto con sus ganas de realizar un servicio, de dirigir actividades deportivas y de disfrutar realizando juegos con niños más pequeños. Es una actividad en la que con organización y dedicación pueden subir la nota de la asignatura, así que todos salimos ganando por muchos motivos, no solo los de la nota».

La idea no es nueva, pero sí revolucionaria. Y el balance es más que positivo: «Ya estamos buscando nuevos juegos, propuestas del alumnado mayor, nuevos métodos de evaluación y revisión. Tenemos previstas para el año que viene formaciones en resolución de conflictos entre iguales. La verdad, estamos encantados».

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