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Sábado, 4 de junio 2022, 01:55
El calor aprieta ya fuerte y apenas acaba de empezar el mes de junio. La playa y la piscina son la forma favorita de diversión durante los días en los que el termómetro sube hasta sus cotas más altas.
Hay quien va un paso más allá y piensa en comprar y colocar en su terraza una piscina hinchable o portátil. Estas instalaciones provisionales son una buena fuente de diversión, pero no están exentas de peligros.
Arquitectos y administradores de fincas advierten del peligro que supone instalar una de estas piscinas plegables en terrazas, balcones o azoteas sin una supervisión técnica. En todo caso habría que consultar con un aparejador o un arquitecto para que emitan un certificado en el sentido de que esa estructura en particular soporta el peso extra que se está pensando colocar.
De hecho, está desaconsejado instalar un dispositivo de este tipo en terrazas, balcones o azoteas cuando se someta a la estructura de edificio a una sobrecarga superior al máximo previsto de 200 kilos por metro cuadrado, y da igual que se sitúe en un lugar privado o en una zona común.
Una piscina con apenas 20 centímetros de agua ya genera ese límite de peso y si además se le suma el de la propia piscina -algunas de madera o aluminio- más el de los usuarios y el balanceo del agua al meterse dentro y jugar supone una sobrecarga concentrada que crea grietas automáticamente y hasta desplomes de terrazas y balcones.
Es lo que sucedió en junio de 2020, cuando dos personas resultaron heridas tras derrumbarse el techo de una vivienda unifamiliar en Elda (Alicante) al no aguantar, al parecer, el peso de una piscina desmontable instalada en la terraza.
Además, el problema no es sólo para las viviendas en vertical, pues colocar una piscina portátil en una casa terrera o en un adosado al lado de un muro de carga puede hacer que éste se desplace y se acabe desplomando. En este caso debería instalarse en el centro de un jardín o terreno a bastantes metros de una pared de este tipo.
El grupo de supermercados Eroski, aconseja en su revista 'Consumer', que antes de adquirir y montar una piscina portátil el consumidor se asesore. La mayoría de las piscinas hinchables no traen advertencias sobre la resistencia de la estructura del piso y sus etiquetas solo informan de su capacidad, y los vendedores desconocen si cierto ático o terraza aguantará el peso una vez llena la piscina.
Eroski insiste en la idea de consultar a un aparejador o arquitecto, alguien con conocimientos específicos, para que vea el lugar exacto donde se quiere colocar la piscina y determine si es posible o no. Para quedarse más tranquilos, se podría consultar la memoria de estructura de la casa -que debe tener la constructora-, pues en ella aparecen datos importantes, como cuánto peso soporta el forjado.
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