Del repaso a la piscina: en verano también se aprende
Rebeca Asensi | Maestra y copropietaria de una academia escolar ·
«Durante el curso tenemos 90 alumnos que vienen para dos o tres horas de refuerzo a la semana, ahora tenemos 60 pero durante todo el día»- ¿Qué es lo mejor de trabajar en esta época del año?
Ofrecer este servicio de ayuda a las familias y ver cómo los niños ... disfrutan.
- ¿Y lo peor?
Madrugar tanto mientras los demás están de vacaciones.
Las vacaciones adquieren distinto significado según a quién le preguntes. Mientras que para alguien que trabaja en oficina no hay mejor perspectiva que levantarse de la silla y dejar de lado el ordenador, otros no ven el momento de coger una pantalla y no moverse en todo el día. En el caso de los niños, el verano significa el final del curso, el adiós a los madrugones para ir al cole y despedirse de sus compañeros hasta septiembre. Pero con el cierre de los centros escolares, el trabajo se multiplica para las academias y la carga es el doble: «Ahora tenemos entre 50 y 60 alumnos y durante el curso unos 90, pero que vienen una hora, dos o tres a la semana. Los 60 de verano están todo el día, de 09.00 horas a 16.30h, como si fuese el colegio», explica Rebeca Asensi, cofundadora de la academia Meraki junto a su compañera y amiga Marta Molina. «La diferencia es que durante el curso vienen específicamente a refuerzo escolar de las materias que llevan peor en el cole, horas sueltas o un par de días a la semana, dependiendo de las necesidades, ahora los que se apuntan están toda la jornada en la academia», detalla.
De hecho, julio y agosto suelen ser una gran fuente de ingresos para las academias: «Así que nuestras vacaciones tendrán que esperar, nos toca trabajar en verano», relata su compañera Marta. «Por lo menos al ser dos podemos organizarnos para aprovechar algún que otro día libre y desconectar», asegura la maestra. «Durante el curso sí que abrimos los sábados, pero ahora hacemos solo de lunes a viernes», detalla Molina.
Un día normal de verano, la jornada de Marta y Rebeca arranca a las 07.30 horas, cuando levantan la persiana de la academia que abrieron ya hace dos años, en el barrio de Malilla: «Empezamos desde cero y cada vez son más los padres que nos dejan a sus hijos, así que fue una buena decisión», relata Asensi. Y precisamente por esa confianza que las familias depositan en ellas, decidieron adelantar su jornada: «En principio íbamos a abrir a las 09.00h, pero los papás nos pidieron empezar antes porque algunos entran a las 09.00h a trabajar y si no no llegan. Así que intentamos ofrecer este servicio de ayuda a las familias durante el máximo horario posible, para satisfacer mejor sus necesidades».
«Desde las 07.30h van llegando y a las 09.00h ya están aquí todos», cuenta Rebeca. Desde entonces es un no parar: «Empieza el refuerzo escolar hasta las 10.30 horas y luego ya depende del día: salimos al parque a hacer actividades, vamos a la piscina, vamos a jugar a padel o hacemos un taller». Además, para algunos estos meses sin clase son el momento perfecto para prepararse para el próximo curso: «También hemos tenido un grupito de refuerzo en julio a niños extranjeros, para practicar castellano y valenciano», apunta su compañera Marta.



Aprender con actividades de todo tipo
Desde luego, la rutina en verano tampoco es la misma que en pleno curso escolar, donde las clases de refuerzo se llenan de alumnos y los deberes ocupan una buena parte del tiempo. Toca hacer cosas nuevas y aplicar dinámicas que permitan a los niños disfrutar mientras aprenden. Ambas saben bien de lo que hablan, tras pasar los primeros años de su carrera trabajando en la enseñanza pública. «Venimos de enseñar en las aulas durante el curso, eso nos ayuda mucho a la hora de saber qué necesitan fuera de él», explica Rebeca.
Por eso sus talleres van «desde cocina a alfarería», actividades didácticas que surgen de dejar volar la imaginación para poner en marcha planes de todo tipo: «Tienes que pensar en cosas que les hagan distraerse y aprender mientras se lo pasan bien. En verano está todo enfocado a enseñar pero con actividades más lúdicas, a través de juegos educativos. Al final están de vacaciones y buscamos que tengan esa sensación de estar haciendo algo diferente a ir a clase», relata Asensi. «Planear qué hacer a veces es complicado, pero también es muy entretenido y vale mucho la pena cuando ves que lo disfrutan tanto», confiesa la responsable.
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«Trabajar con los más pequeños es muy gratificante, pero también es una gran responsabilidad. Requiere atención completa y estar pendientes de ellos todo el rato, no te puedes descuidar», explica Rebeca. «Y en verano especialmente, porque con las altas temperaturas hay que comprobar que beben agua y están bien hidratados, que no pasen demasiado calor y que no estén demasiado expuestos al sol si salimos fuera», detalla. «Vigilarlos es una gran parte de nuestro trabajo, ahora y en invierno, pero estos meses siempre tienes que estar más al tanto porque también hacemos más salidas y actividades fuera de la academia», apunta la maestra.
La parte más tranquila siempre son las tardes, cuando aprovechan la sala de juegos de la academia para hacer desde manualidades a actividades interactivas con pizarras digitales. «Es un servicio que también tenemos durante el curso, por si los padres tienen que dejar a sus hijos en último momento o por una urgencia, pero que ahora en verano lo utilizamos muchísimo», detalla. Al final, para ella trabajo y diversión van de la mano: «Nosotras nos convertimos también en unas niñas más».
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