La salud bucodental, un problema de ámbito universal

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la salud bucodental «como la ausencia de dolor orofacial crónico, cáncer de boca o garganta, llagas bucales, defectos congénitos como labio leporino o paladar hendido, enfermedades periodontales (de las encías), caries dental y pérdida de dientes, y otras...».

En esta línea, es necesario hacerse eco de ciertos datos muy esclarecedores de la grave situación de la salud oral a nivel mundial. Cifras que la Organización Mundial de la Salud recoge en su acta de la Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en mayo de 2021. Y donde arroja que las enfermedades bucodentales las padecen más de 3.500 millones de personas; 2.300 millones de personas presentan caries no tratadas en dientes permanentes; más de 530 millones de niños sufren caries dentales no tratadas en la dentición primaria (dientes de leche); y 796 millones de personas padecen problemas periodontales.

Y todo esto se agrava en personas y niños en situación vulnerable. Otros datos que recoge la OMS: los cánceres bucodentales se encuentran entre los más prevalentes en todo el mundo, provocando 180.000 muertes anuales. Y desde un punto de vista presupuestario, la carga económica que impone la mala salud bucodental a escala mundial asciende a 545.000 millones de dólares; lo que la sitúa dentro del ámbito de la salud, en uno de los más costosos, quedando a la altura de la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

A todo esto, se le añade que una mala salud bucodental además de dolor, molestias y ausencia de calidad de vida provoca ausentismo laboral y escolar; provoca un envejecimiento físico y mental, además de ser una causa habitual de neumonía en personas de la tercera edad, especialmente de aquellos que viven en centros geriátricos, y en personas dependientes por su discapacidad física o intelectual.

Y es que desde hace años se viene demostrando con estudios científicos que una mala salud bucodental influye en el estado de salud general, habiendo una asociación con las cardiopatías, la diabetes, los cánceres, partos prematuros, Alzheimer…

Dicho lo cual, es lógico demandar que la administración nacional, autonómico y local dirija más esfuerzos a la salud bucodental de la ciudadanía, desde un punto de vista mucho más preventivo y menos intervencionista. El higienista dental es la figura profesional sanitaria cuyo cometido es la prevención y educación en la salud bucodental. Por tanto, si se habla de prevención, hablamos del higienista dental.

La Administración tiene como reto dar respuesta a la necesidad social de ampliar la contratación de higienistas dentales, que no solo ayudarán a mejorar la calidad de la salud bucodental y general de la población, sino que, a medio plazo, su labor será directamente proporcional a una reducción de costes para las arcas públicas. Todo beneficios, ningún inconveniente. Los higienistas dentales están formados, preparados y listos para ayudar, sólo falta que cuenten con ellos.

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