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LAS PROVINCIAS
Viernes, 29 de enero 2016, 19:44
Se llamaba Rosario. Era jugador de póquer. Y murió por una mezcla de alcohol y pastillas. Le gustaban tanto las cartas que, tras morir con apenas 31 años, su padre y sus amigos decidieron embalsamarlo para un velatorio con napies y fichas.
Ocurrió el pasado lunes en Puerto Rico, donde el cadáver embalsamado fue colocado en torno a una mesa como si estuviera jugando al póquer. José Meléndez, dueño de la Funeraria Eterna Luz de Barceloneta, contó a la agencia Efe, que sus empleados atendieron las indicaciones del padre de Rosario Martínez, que quiso homenajear de esta manera a su hijo muerto, muy aficionado a ese juego de cartas.
Según publicó el diario portorriqueño El Deber, "es la primera vez que hacemos esto acá, pero lo tomamos como algo normal, porque ya han hecho estas cosas en otras partes de la isla (Puerto Rico)", dijo Meléndez respecto a esta costumbre de embalsamar y colocar los cuerpos como si estuvieran realizando alguna actividad cotidiana.
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