
Secciones
Servicios
Destacamos
TV/EP
Domingo, 27 de marzo 2022, 00:42
La subida del precio de las materias primas y la falta de suministro de algunos alimentos como los lácteos por la huelga de transporte ha dejado estanterías vacías en muchos supermercados del país. Uno de los primeros productos en desatar acopio entre la población fue el aceite de girasol, cuyo coste se disparó tras la guerra en Ucrania, principal país exportador. La consecuencia fue un aumento también del aceite de oliva y la búsqueda de alternativas para el bolsillo.
Esto ha derivado en que muchos productores de alimentos vuelvan a consumir aceite de palma debido a la repentina escasez de aceite de girasol, por lo que consumidores y responsables políticos están deseosos de comprender el efecto de las grasas saturadas en su dieta diaria. El aceite de palma fue sustituido en su día por la presencia de grasas saturadas. Las etiquetas «sin aceite de palma» o «bajo en grasas saturadas» se utilizan para convencer a los consumidores de que el producto sin aceite de palma es más saludable.
Las respuestas a esta pregunta fueron planteadas en la mesa redonda Grasas saturadas, desmontando el mito, organizada por Competere, en el que participaron Francesco Visioli, profesor de Nutrición Humana de la Universidad de Padua, el doctorKalyana Sundram, consultor del CPOPC - Consejo de Países Productores de Aceite de Palma, con más de 40 años de experiencia en el campo de las propiedades de los aceites y grasas, así como el fundador y presidente de Competere, Pietro Paganini.
El debate puso de manifiesto la necesidad de evaluar la complejidad del panorama de los ácidos grasos insaturados, una categoría muy heterogénea que abarca diversos efectos metabólicos. Los ponentes desmontaron la teoría que incluye toda la categoría de grasas saturadas como perjudicial para la salud por su efecto sobre las concentraciones de colesterol LDL, factor de riesgo cardiovascular por excelencia.
«En Italia y en Europa, la mayor proporción de grasas saturadas en la dieta procede en realidad de los productos lácteos, mientras que las dietas ricas en carne de otros países complican la posibilidad de aislar las propiedades de estos componentes del conjunto de los alimentos. Tras décadas de investigación, podemos concluir que el consumo de grasas saturadas dentro de una dieta equilibrada no tiene efectos perjudiciales para la salud y que se necesitan más estudios para aclarar las propiedades fisiopatológicas de esta categoría», dijo el profesor Francesco Visioli.
Esta evidencia es muy importante gracias a la fuerte tensión en el mercado de las materias primas alimentarias que ha llevado a muchas empresas a volver al aceite de palma. La literatura científica ha demostrado que no hay componentes específicos del aceite de palma capaces de producir efectos negativos sobre la salud, y que tiene un efecto neutro sobre el metabolismo del colesterol. Estos hallazgos han sido confirmados además por el Istituto Superiore di Sanità y el Centro di Ricerca Alimenti e Nutrizione, que han subrayado cómo la contribución del aceite de palma a la ingesta de ácidos grasos saturados es marginal y, sobre todo, cómo es conceptualmente erróneo dar determinadas etiquetas a los alimentos sin el contexto dietético completo.
«Debemos garantizar un enfoque ético de la nutrición, buscando lo mejor para el consumidor. Desmontemos mitos como el de la nocividad intrínseca del colesterol: su concentración en la sangre depende mínimamente de la dieta y es importante para nuestra función metabólica. Ahora tenemos pruebas científicas para decir que, desde el punto de vista nutricional, las grasas que contiene (el aceite de palma) no son malas per se: siempre hay que hablar de cantidad y calidad de los alimentos», dijo el doctor Kalyana Sundram.
«El debate sobre las grasas saturadas nos lleva a desmontar mitos que pueden confundir a los consumidores y llevarlos a contradicciones como las que vemos estos días relacionadas con la vuelta al aceite de palma. La investigación ha confirmado que no hay elementos científicos que condenen el aceite de palma: cualquier intento de etiquetarlo como bueno o malo podría alejarnos de proporcionar a los consumidores con información seria, fiable y científicamente probada para elegir su dieta de forma sostenible», dijo Pietro Paganini.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.