Secciones
Servicios
Destacamos
N. Ortega
Jueves, 7 de septiembre 2023, 00:30
Los aditivos son sustancias que se añaden a los alimentos con un propósito tecnológico (para mejorar su aspecto, textura, resistencia a los microorganismos, etc.) en distintas etapas de su fabricación, transporte o almacenamiento. Según explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) existen 27 clases distintas de aditivos en función de sus propiedades. Por ejemplo, los colorantes son aditivos que añaden o restablecen el color de los alimentos, mientras que los conservantes aumentan la vida útil de los mismos.
Uno de los aditivos utilizados habitualmente en algunos alimentos es el E-102 o Tartracina, un colorante artificial sintético usado de forma habitual en la cocina, de manera que en España es el sustituto más frecuente del azafrán para darle el característico color amarillo a los arroces en general y a la paella en particular.
La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) considera que el uso de este colorante es prescindible y recomienda que se evite, al tiempo que recuerda que este aditivo ha despertado preocupación debido a un estudio que sugiere un posible vínculo entre el consumo de mezclas de ciertos colorantes azoicos asociados al conservante benzoato de sodio (E211) y la hiperactividad en los niños.
La tartrazina puede causar intolerancia o reacciones alérgicas a personas sensibles en una dosis más baja que la dosis diaria aceptable (IDA) y los alimentos que contienen este aditivo deben indicar desde el año 2010 que «puede tener efectos adversos sobre la actividad y la atención en los niños».
En un informe dedicado específicamente a su estudio, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) encontró sin embargo que las pruebas que confirman esta relación son limitadas, motivo por el que se sigue utilizando. Eso sí, los resultados proporcionados por este estudio mostraron un impacto significativo en individuos específicos sensibles a los aditivos alimentarios en general o a los colorantes en particular.
Se utiliza como colorante artificial en un sinfín de productos: dulces, golosinas, yogures aromatizados, fideos orientales, sancks, patatas fritas, queso industrial aromatizado, postres, natillas, flanes, helados, mermeladas, cerales para desayuno, sopas, marisco enlatado, ciertos licores, conservas vegetales, encurtidos, pescado ahumado, refrescos, salsas (moztazas, chutney, mayonesas) o zumos y gaseosas, entre otras.
En personas sensibles a los ácidos benzoicos, al ácido salicilico y a los silicatos puede producir reacciones adversas y puede ocasionar reacciones alérgicas con efectos de urticaria recurrente y asma en un número de personas susceptibles.
Además, según explican webs especializadas, puede empeorar una neurodermatitis preexistente.
Su fórmula química es C16H9N4Na3O9S2 El E-102 se presenta en forma de polvo o granulos naranjas, que una vez diluidos abarcan una tonalidad de colores desde el amarillo intenso al naranja claro. Pertenece al grupo de colorantes azoicos y puede contener pequeños restos de otros colorantes secundarios. Se suele combinar con otros colorantes como Amarillo Ocaso FCF (E110), o mezclar con Azul Brillante FCF (E133) o Verde S (E142) para fabricar colorante verde.
Se obtiene derivado del alquitrin de hulla, sintetizado a partir de acido 4-amino- bencenosulfonico, diazotado con Acido Corticrico (E507) y Nitrito Sodico (E250), después él compuesto diazotado se combina con acido 45-dibidro Scxo (4sulfoteni)-1H-pirazol-3- carbolico o con ester metilico, éster etico o una sal de este acido carboxilico, según explican en la web aditivos-alimentarios.com. El tinte resultante se purifica y aisla como sal sódica, aunque también estan autorizadas la sal cálcica y la sal potásica.
Noticias Relacionadas
Rubén G. Tamarit
Todos los aditivos que se usan en la Unión Europea deben haber sido evaluados y autorizados, según explica Aesan. Para ello deben haber demostrado que son seguros a las cantidades utilizadas, que son necesarios en los alimentos en los que se autorizan y que no llevan a engaño al consumidor.
Los aditivos deben figurar en la lista de ingredientes de los alimentos indicando la función que desempeñan en el mismo. Pueden estar listados por su nombre o por el denominado número E, que es el código con el que se autorizan en la Unión Europea. Por ejemplo, cuando se utiliza ácido acético como antioxidante, en el etiquetado se podrá encontrar: «antioxidante (ácido acético)» o «antioxidante (E 260)».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.