T. Villena
Domingo, 5 de marzo 2023, 01:14
Tener tiempo para ir todos los días a hacer la compra o cocinar es cada vez más complicado. La rutina acaba haciéndonos recurrir a platos precocinados, comida rápida o congelados, por eso lo mejor es planificar con antelación los platos de la semana para poder tener el la nevera todo preparado.
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Lo ideal es sentarse durante un rato a finales de semana para preparar la lista de comidas para los próximos días, de forma que sepamos qué podemos comprar y dejar listo en el congelador. Aunque hay que tener en cuenta que congelar ciertos alimentos puede afectar a sus propiedades, por lo que convendría evitar ciertos casos.
Si bien es cierto que meter la comida en el congelador permite mantenerla en condiciones óptimas durante más tiempo, en algunos productos ocurre más bien el efecto contrario e incluso puede ser contraproducente. Estos son los siete alimentos que deberías evitar congelar:
Da igual cómo las cocines, no vale la pena congelarlas si ya están hechas porque habrán perdido la fécula y por lo tanto no estarán igual de buenas cuando las descongeles, habrá cambiado la textura y también el sabor.
Los huevos no hay que congelarlos nunca, especialmente con la cáscara, porque pueden estallar y romperse en el congelador. Esto ocurre porque el líquido del alimento se expandiría, lo que hace que explote. Por eso, los huevos sólo pueden congelarse si previamente se separa la yema de la clara. Además, tampoco es nada recomendable congelar los huevos cocidos porque pierden el sabor y su textura cambia a una consistencia gomosa y dura.
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Son uno de los productos que siempre hay que tener en la nevera, y deben ser base en nuestra alimentación para llevar un estilo de vida saludable. Sin embargo, todas sus vitaminas y nutrientes desaparecen casi en su totaldad y su textura y aspecto empeoran notablemente. Las únicas frutas que sí puedes congelar son el plátano y los frutos rojos, y por eso son una buena opción para incluir en batidos sauldables, especialmente en verano.
3 Verduras: en principio, si bien la mayoría de verduras del mercado pueden congelarse, aquellas que se comen crudas no llevan muy bien los grados bajo cero. Hablamos de verduras como el tomate o las hojas secas que, al congelarse no mantienen su aspecto, ni textura o sabor. Por lo que, si es la única opción, conviene primero hervirlas o cocinarlas para que conserven sus propiedades.
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Las gambas, almejas, bivalvos y langostinos frescos sí pueden congelarse sin tener que cocinarlos previamente, pero el resto de mariscos hay que cocerlos primero.
Los postres caseros como tartas, pasteles o tortas no deben congelarse porque no tienen conservantes ni ingredientes que mantengan su textura y condiciones una vez refrigerados y descongelados.
Es preferible evitar congelar platos con salsas, especialmente si estas contienen mayonesa o salsa rosa ya que corren el riesgo de cortarse y producir indigestiones.
Es muy importante no congelar dos veces los alimentos porque la congelación evita que se formen microorganismos en los productos, por lo que vuelven a proliferar na vez han sido descongelados. Por eso, si se vuelve a congelar el mismo alimento se puede producir una carga microbiana perjudicial para la salud.
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