![Anorexia del lactante: qué es y cómo combatirla](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/05/31/lactancia-RoiXRewqypgpBmRhmOBZqrL-624x385@Las%20Provincias-RUTy57QzDSyF2CVqZdzqNoO-1200x840@Las%20Provincias.jpeg)
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Clara Alfonso
Valencia
Jueves, 1 de junio 2023, 01:42
La alimentación de un bebé puede que sea uno de los desafíos más importantes a los que se enfrentan los padres. Desde el momento en que nacen, dependen por completo de sus cuidadores para obtener los nutrientes necesarios para crecer y desarrollarse adecuadamente. Sin embargo, en algunos casos, esta etapa crucial puede volverse aún más complicada cuando surgen problemas relacionados con la alimentación, como la 'anorexia del lactante'.
Este trastorno se caracteriza por la disminución o falta de apetito en el bebé, lo cual puede resultar en una alimentación insuficiente y un crecimiento inadecuado, así como derivar en problemas de salud muy graves. Se trata de un fenómeno complejo y multifactorial, en el que intervienen aspectos biológicos, emocionales y ambientales. Es por ello que resulta crucial comprender las causas y consecuencias de este trastorno para poder abordarlo de manera efectiva y brindar el apoyo adecuado tanto al bebé como a su familia.
La anorexia del lactante puede manifestarse de diferentes formas. Algunos bebés pueden mostrar una marcada aversión hacia los alimentos, rechazando cualquier opción de forma persistente. Asimismo, pueden aparecer dificultades para succionar o tragar, lo que les lleva a interrumpir las tomas o a consumir cantidades de comida muy pequeñas.
Este trastorno suele acompañarse, generalmente, de otros síntomas como llanto excesivo, irritabilidad, falta de energía, pérdida de peso o un crecimiento insuficiente en relación a los patrones esperados para su edad.
Tal y como se ha mencionado anteriormente, las causas de esta inapetencia pueden ser muy variadas. No obstante, la más común suele darse durante el segundo trimestre de vida y se manifiesta con un sentido rechazo a la alimentación. Durante el destete, se pueden presentar problemas alimentarios al entrar en contacto con nuevas texturas y sabores que no le convencen del todo.
Además, esta falta de apetito es provocada frecuentemente por una infección subyacente. Se trata de una señal temprana que aparece incluso días antes de los primeros síntomas de la enfermedad. Puede ocurrir, por ejemplo, en los procesos gripales o en la gastroenteritis.
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Si la anorexia del lactante se produce en torno al año de vida, puede estar relacionada con el propio desarrollo del bebé, que se encuentra en una fase en la que su prioridad es descubrir el mundo que le rodea. Así, se mostrará más interesado en caminar y desplazarse que en alimentarse, pero es algo natural que forma parte del proceso.
También, la anorexia puede darse en el caso de que los hábitos alimentarios no sean los correctos. Es por eso que habrá que iniciar con la alimentación complementaria en el momento adecuado, con mucha paciencia y respetando sus tiempos.
Teniendo en cuenta la causa del problema, se deberán tener en cuenta algunas recomendaciones para poder combatur
- Respeta las señales de hambre y saciedad del bebé: evita forzarlo a comer y observa sus indicaciones. Es posible que no se alimente debido a una enfermedad o simplemente porque no necesita comida en ese momento.
- Mantén la calma: recuerda que los niños son sensibles al estado de ánimo de sus padres. Si te sientes angustiado, ansioso o irritable, esto puede afectar a tu bebé.
- Fomenta hábitos alimentarios positivos: elimina las distracciones, como las pantallas, durante las comidas. Evita la tentación de ofrecerle varios alimentos hasta que acepte alguno. Esto solo empeorará su relación con la comida a largo plazo.
- Crea una experiencia agradable en la hora de comer: presenta los alimentos de manera atractiva y asegúrate de que tengan la textura y temperatura adecuadas. Además, evita que las comidas sean momentos de tensión, exigencias o conflicto.
- Brinda una crianza de calidad: se ha observado que estos niños necesitan una mayor calidad en las interacciones con sus padres. Esto implica dedicación, comprensión, paciencia y respeto para establecer una relación positiva en torno a la alimentación.
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