Ivia Ugalde
Bilbao
Domingo, 27 de septiembre 2020, 13:22
Cuando a principios del pasado diciembre China reconocía tímidamente un puñado de casos de una neumonía atípica detectada en la ciudad de Wuhan, el mundo estaba lejos de intuir que el hoy conocido como SARS-CoV-2 devoraría nuestra forma de vivir y los muertos se contabilizarían por cientos de miles. Casi diez meses después de darse a conocer oficialmente la existencia del coronavirus, el escenario es desalentador, a juzgar por el galopante recuento de fallecidos, que rozan ya el millón, y los casi 33 millones de contagiados. Pero lo que es aún peor son las oscuras previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ayer urgió a tomar medidas más contundentes o de lo contrario las víctimas superarán, con creces, los dos millones.
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A pesar de los meses de confinamiento, el uso extendido de las mascarillas y la distancia social, la Covid-19 no da signos de remisión en pleno comienzo del otoño y con las alarmas puestas de cara a la llegada del invierno. Al contrario. Con el paso hacia la 'nueva normalidad' en buena parte del planeta, la reanudación de las clases y la reapertura de locales de ocio y consumo el patógeno ha demostrado que su capacidad de contagio y su virulencia siguen intactas.
La prueba más clara de que la batalla contra el virus sigue lejos de estar ganada es la segunda ola, que en las últimas semanas se nota con fuerza en Europa, con especial incidencia en España y Francia. En previsión de un mayor retroceso, la UE ha pedido actuar de inmediato para evitar que la enfermedad arrase otra vez a los más vulnerables y ha instado a que las cuarentenas sigan siendo de catorce días.
Hoy, mientras el contador mundial arrojaba 996.289 muertos por coronavirus, la cifra causaba escalofríos por acercarse irremediablemente a la barrera de los siete dígitos. «Un millón es una cifra terrible y tenemos que reflexionar sobre ello antes de empezar a considerar un segundo millón», advirtió el director de emergencias de la OMS, Michael Ryan. «¿Estamos preparados colectivamente para hacer lo necesario y evitar ese número? Si no adoptamos acciones... sí, observaremos ese número y tristemente uno mucho más alto», añadió con el objetivo de concienciar sobre la gravedad del virus, que está presente en 188 de los 194 países del planeta.
Por continentes, América es el más castigado por la covid-19, con 16,1 millones de infectados, seguido por Asia Meridional y Europa, con 6,5 y 5,4 millones, respectivamente. En esa fotografía global llama la atención el caso de Estados Unidos, la potencia más poderosa y la peor parada del mundo, seguida por India y Brasil. Una vez más, el país pulverizó ayer un nuevo récord al alcanzar los siete millones de contagios y casi 204.000 muertos. Para comprender el abrumador dato basta con señalar que los fallecidos en el territorio desde que se dio a conocer en Seattle a mediados de enero el primer caso son más del doble que los caídos en las últimas cinco guerras: la de Vietnam, Corea, Irak, Afganistán y la del Golfo, en las que perdieron la vida 86.658 norteamericanos.
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«No es deseable entrar en otoño e invierno con una circulación comunitaria a este nivel, porque si lo hacemos tenemos una difícil situación que va a ser muy desafiante», alertó el principal responsable científico en la lucha contra la pandemia en Estados Unidos, Anthony Fauci. Asimismo, pese al mensaje triunfalista de Donald Trump, el experto enfrió las expectativas de una pronta vuelta a la normalidad gracias a la vacuna, ya que, pese a que podría estar disponible a finales de año, el proceso de inmunizar a la población será largo. Entretanto, las once candidatas prosiguen la fase final de los ensayos clínicos mientras continúa servida la polémica sobre quién recibirá primero esas ansiadas dosis en caso de que algún proyecto se concrete.
Las notas más alentadoras llegan por ahora desde China, que lleva ya 41 días sin registrar contagios locales ni muertes. Solo ha comunicado 15 casos importados en 24 horas. De ahí que la imagen que proyecta el gigante asiático es la de una envidiada normalidad, con las calles de Wuhan llenas de paseantes sin mascarillas. La dureza de las medidas adoptadas desde el inicio parecen ser la clave del éxito y es a lo que se encomiendan líderes europeos como el primer ministro francés, Jean Castex, que no descarta ya un «reconfinamiento» tras superar ayer por primera vez el país los 16.000 nuevos casos en un día.
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