Las autoridades sanitarias alertan sobre el consumo de un alimento por contener un metal tóxico y cancerígeno

Son un alimento que se puede encontrar tanto en un restaurante como en un supermercado y su consumo ha aumentado en los últimos años. Además, son un producto asiático muy típico que se puede encontrar en las cocinas españolas sin tener que viajar a este continente.

Se trata de las algas, un alimento que forma parte de la dieta tradicional en muchos lugares de Asia y que se ha ido popularizando en Europa. Hace un años, un plato servido con alga fresca nos habría resultado extraño. Ahora, es de lo más común encontrarlo como un ingrediente más. Suelen tomarse deshidratadas o mezcladas con sal.

Las propiedades nutricionales de las algas son varias. Son un alimento de lo más ligero, puesto que son poco calóricas y aportan importantes cantidades de folatos, que son nutrientes beneficiosos para el sistema inmunitario. Muchas son depurativas y antiinflamatorias y, además, son un alimento sostenible, pues su cultivo no depende de fertilizantes ni pesticidas.

No obstante, las autoridades sanitarias han advertido del uso de este exótico alimento como parte de una dieta saludable porque contienen algunos elementos que pueden llegar a causarnos problemas.

Las algas tienen unos minerales que, en exceso, podrían a llegar a ser peligrosos. Es el caso del cadmio y del yodo. Por eso, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han querido alertar sobre este producto y recomienda un consumo moderado.

El yodo es un elemento esencial para la síntesis de las hormonas tiroideas, fundamentales para el crecimiento, el desarrollo del sistema nervioso central, la regulación del metabolismo basal, la función cardiaca y, en general, para el buen funcionamiento del organismo. En la naturaleza el yodo se concentra especialmente en el mar, por lo que son fuentes de yodo la sal marina, los pescados de agua salada y las algas.

Un déficit puede causar problemas, pero el exceso de yodo también puede suponer un problema para determinados grupos de población: niños, mujeres embarazadas o durante la lactancia, así como quienes tengan problemas tiroideos. Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) informan de que las algas pardas y más concretamente de la variedad Kombu (Laminaria japonica, Saccharina japónica) son las que mayor concentración de yodo tienen.

El cadmio, por su parte, es un metal pesado que, en ingestas elevadas, puede producir náuseas, acumularse en el riñón y provocar fragilidad ósea. Además, está clasificado como cancerígeno por la Agencia de Investigación contra el cáncer, y está considerado como mutagénico y tóxico a nivel reproductivo. Este contaminante se encuentra ampliamente distribuido en el medioambiente como consecuencia de las actividades agrícolas e industriales desarrolladas por los seres humanos.

Por esta razón, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria advirtió ya, hace un par de años, de evitar chupar las cabezas de gambas y langostinos, ya que en esa parte se acumula el cadmio. Sin embargo, no son la única fuente; este elemento puede llegar a nuestro organismo a través de las algas.