Turrones, polvorones, golosinas, caramelos... La Navidad es la época preferida por todas esas bacterias que deambulan por nuestras bocas y que disfrutan estropeando nuestros dientes. 'Bueno, pues me los lavo y solucionado', piensa quien tiene una buena educación bucal. ¡Error! El Consejo General de Dentistas de España ofrece una guía sobre cómo realizar la limpieza bucal y lanza un aviso importante a la hora de lavarse los dientes cuando hemos comido algunos productos en concreto.
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Lo ideal es cepillarse los dientes después de cada comida, para evitar que las bacterias orales empiecen a actuar atacando al esmalte dentario. Eso es cierto. Pero «en el caso de haber consumido azúcares o ingerido bebidas carbonatadas, de manera casi inmediata (a los 2 minutos) se inicia una importante desmineralización del esmalte», avisan. «En este caso, si nos cepillamos en ese momento estaremos empeorando la situación y agravando la pérdida de minerales del diente. Por eso, en esos casos específicos, se recomienda dejar transcurrir entre 20-30 minutos para que la propia saliva consiga neutralizar los ácidos, antes de proceder al cepillado», advierten.
El cepillado debe realizarse, al menos, dos veces al día e idealmente tres. De estos dos cepillados, uno necesariamente tiene que ser nocturno y siempre con pasta dentífrica con flúor, explican.
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Además, el cepillado debe ser al menos de dos minutos de duración cada uno. Los dos minutos se estipulan porque se considera que para cada cuadrante (si dividimos la boca en 4 partes) se necesitan unos 30 segundos de cepillado. Finalmente, no debemos olvidar usar la seda dental o el cepillo interdental por las noches.
Y una última advertencia. Si mojas el cepillo antes de poner la pasta, para ablandar las cerdas estás cometiendo un error. Y si lo mojas después de poner la pasta, para generar espuma, mal también.
«Al poner agua se genera la espuma a la que estás acostumbrado, por esto quizás te parece raro no mojar el cepillo de dientes. Sin embargo, mientras más humedad existe disminuye el efecto de la pasta de dientes y no se arrastra la suciedad como debería», sostienen desde 'Institutos Odontológicos'. «Lo más recomendable es que el cepillo esté seco o intentar mojarlo lo mínimo posible, es decir sería mejor poner la pasta dental directamente en el cepillo de dientes».
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La humedad no solo provoca un ablandamiento del cepillo, sino que tiene otras consecuencias. «Un cepillo húmedo es un entorno propicio para el crecimiento de bacterias«, sostienen desde P&P Clinic, »por lo que es importante enjuagarlo bien después de cada uso y dejarlo secar al aire libre, evitando cubrir las cerdas o almacenarlo en contenedores cerrados«.
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La Clínica Dental Pilar Rico reitera que lo mejor es que el cepillo esté seco, pero «en caso de que sea de cerdas muy duras» no descarta que se pueda mojar, aunque siempre «lo menos posible» para no restar eficacia al lavado.
«Una buena alternativa al hábito de mojar el cepillo de dientes es enjuagar la boca con agua antes de comenzar el cepillado«, aconsejan. »Este simple cambio en nuestra rutina puede ayudar a eliminar restos alimenticios y neutralizar la acidez de la boca, producto de ciertos alimentos«, subrayan en P&P Clinic.
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