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Sábado, 17 de julio 2021, 00:30
El bypass coronario es una técnica que salva vidas. En la última década se ha asistido a un avance sin precedentes en las posibilidades y los resultados que ofrece a los pacientes con enfermedades cardiovasculares graves, que son la causa de una de cada tres muertes en España cada año. Pese a que en nuestro país, el sistema de trasplantes es uno de los orgullos de la sanidad –lleva 28 años liderando el ranking mundial de donación y trasplante de órganos, según un estudio publicado en la Revista Española de Cirugía Cardiovascular–, el bypass coronario está todavía en cifras bajas con respecto al resto de países de nuestro entorno. Todo ello, a pesar de tratarse de un procedimiento al que le avalan los datos y que busca mejorar la calidad y alargar la esperanza de vida del paciente cuando se trata de una angina de pecho o cuando se busca prevenir la aparición de un infarto de miocardio.
El bypass coronario combate enfermedades de las arterias coronarias. Concretamente, en los casos en los que hay una estrechez o una oclusión de la arteria coronaria que impide el riego sanguíneo a una parte del corazón. La intervención consiste en «un injerto que sustituye a un segmento de arteria coronaria enferma», tal y como explican la doctora Catheline Lauwers, jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Valencia, y el doctor Juan Martínez León, cirujano cardíaco consultor de Quirónsalud Valencia.
Actualmente se ha conseguido un periodo postoperatorio corto con respecto a décadas anteriores, teniendo en cuenta que es una técnica que puede alargar la esperanza de vida de los pacientes. Al ser considerada cirugía mayor –a corazón abierto–, el paciente pasa desde el quirófano a la unidad de reanimación-cuidados intensivos, en la que está un periodo de unas 48 horas. Después, pasará a la sala de hospitalización convencional y, si no existen complicaciones, se da de alta en un periodo de tres a cinco días. «El periodo de postoperatorio está condicionado siempre al estado general del paciente y la estancia hospitalaria está alrededor de unos seis o siete días», detallan los doctores Lauwers y Martínez León.
«Un paciente intervenido de coronarias tiene una expectativa de vida igual a la población de su edad siempre que la función del corazón no hubiera llegado a estar deteriorada previamente y que se controlen los factores de riesgo cardiovascular que han originado la enfermedad como el tabaquismo, diabetes, hipertensión, obesidad o colesterol elevado», afirman de forma conjunta la jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Valencia y el cirujano cardíaco. Eso sí, la recuperación completa del paciente depende de múltiples factores, como por ejemplo su estado físico, enfermedades asociadas, la edad o la técnica empleada. «Lo que estimamos como una recuperación completa se sitúa aproximadamente alrededor de un mes. No obstante, aquellos paciente que realizan un trabajo no físico como por ejemplo hoy en día el teletrabajo, la reincorporación puede ser más precoz», concretan ambos facultativos.
El paciente requiere un exhaustivo estudio cardiológico antes de la intervención, la cual consta de dos partes. Este proceso previo está integrado por un cateterismo cardíaco con coronariografía, una ecografía cardíaca para descartar la existencia de otras patologías como enfermedades de las válvulas en cuyo caso deberán ser reparadas en el mismo acto quirúrgico y un estudio del árbol vascular si existe sospecha de arterioesclerosis a otros niveles además de una valoración por parte del equipo de anestesia que va a participar en la intervención. El doctor Juan Martínez León especifica que la primera parte de la intervención «consiste en la obtención de los injertos que van a ser utilizados como sustitutos de las arterias coronarias: la mamaria, la vena safena y la arteria radial».
La segunda parte de la intervención consiste en colocar los injertos de forma que obtengan sangre de una porción sana del árbol vascular para llevarla más allá de la lesión coronaria. Los cardiólogos de Quirónsalud Valencia explican que «este paso puede ser realizado de dos formas: con utilización del soporte de circulación extracorpórea (CEC), parando el corazón, o sin el soporte de la CEC a través de una técnica mínimamente invasiva conocida como bypass sin CEC o sin bomba». Ambas técnicas tienen el mismo fin: revascularizar, es decir, llevar sangre a las zonas sin riego y presentan un elevado grado de seguridad y su utilización depende de características del enfermo y de la capacidad del equipo quirúrgico para realizarlas.
El stent está para sumar. Se trata de una técnica siempre complementaria al bypass y nunca competitiva que consiste en la dilatación y colocación de un soporte que ayuda a la coronaria a permanecer abierta. «Es lo que se denomina una angioplastia, una técnica que se realiza a través de un catéter. La gran mayoría de las enfermedades coronarias hoy se benefician de un tratamiento con stent», esgrimen los doctores. Tanto la angioplastia como la cirugía tienen el mismo fin, llevar la sangre a una porción de coronaria más allá de una estenosis.
Solicita más información acerca del Servicio de Cirugía Cardiaca del Hospital Quirónsalud Valencia
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