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Jueves, 20 de junio 2024, 01:25
El corazón de las mujeres enferma de manera distinta al de los hombres. Influyen cambios fisiológicos que solo experimentan ellas, como el embarazo o la menopausia, diferencias en síntomas y características anatómicas, distinto efecto de los factores de riesgo clásicos, mayor prevalencia de ciertas cardiopatías, factores hormonales e, incluso, aspectos psicosociales. El desconocimiento de estas diferencias por parte de las propias pacientes, pero también en el ámbito sociosanitario, hace que las mujeres estén «infradiagnosticadas e infratratadas».
Este es el contundente punto de partida de la declaración científica que ha publicado este año la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) con el objetivo de que estas diferencias sean tenidas en cuenta. Conseguir un mejor abordaje de la enfermedad cardiovascular de las mujeres es crucial, pues la patología cardiaca sigue siendo la primera causa de muerte en la población femenina. En los hombres, en cambio, es el cáncer.
El trabajo de la ESC, publicado en el European Heart Journal, una de las revistas especializadas más prestigiosas, ha sido elaborado por 26 cardiólogos europeos, entre los que se encuentran dos especialistas españolas: la doctora Alicia Maceira, cardióloga y directora médica de Ascires Grupo Biomédico, y la doctora Marta Sitges, directora del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínic de Barcelona.
«Cuando hablamos de enfermedad cardiovascular, ni las causas, ni el diagnóstico, ni el tratamiento, ni el pronóstico es igual en hombres que en mujeres. De hecho, en Cardiología tenemos que ver a las pacientes con otros ojos desde el momento en que entran en la consulta», afirma la doctora Maceira.
Las diferencias entre hombres y mujeres empiezan con los propios factores de riesgo. Algunos de ellos, por ejemplo, les afectan exclusivamente a ellas. «Haber tenido abortos espontáneos, partos prematuros, padecer preeclampsia en el embarazo, tener ovario poliquístico o endometriosis y determinados cambios hormonales, como los que llegan con la menopausia, pueden aumentar el riesgo cardiovascular», explica la doctora Maceira.
Si bien los factores de riesgo tradicionales, como la hipertensión, tabaquismo, diabetes, colesterol o sedentarismo. están perfectamente estudiados y se conoce cómo influyen en el desarrollo de una patología cardiaca, en los factores que atañen solo a las mujeres falta investigación. Una carencia que también denuncia el estudio de la ESC, que advierte que la falta de representación femenina en los ensayos clínicos ha dejado a las mujeres en clara desventaja.
Por otro lado, el género también influye en la tipología de enfermedad cardiovascular que se tiene mayor riesgo de padecer. En ellas, hay una mayor prevalencia de la enfermedad de vaso pequeño o microvascular, por ejemplo. Un hecho que también condiciona el tipo de abordaje terapéutico, que a menudo será menos eficaz.
Otro punto crítico son los mismos síntomas que alertan de una posible enfermedad cardiovascular. «A ellas les cuesta más reconocer estos signos porque pueden ser más inespecíficos, como mareos, dificultad para respirar, molestias en la parte superior del vientre o fatiga. Son menos claros que en el caso de los varones y, a menudo, incluso los propios profesionales sanitarios tardan en advertir que puede haber un problema cardiovascular», apunta la doctora Maceira. A esto se suma que las mujeres, por su tradicional rol de cuidadoras, tienden a relegar su autocuidado y tardan más tiempo en acudir al especialista.
Una vez en consulta, el género ha de ser tenido en consideración incluso a la hora de realizar las pruebas de imagen, que son clave para establecer un diagnóstico cardiológico. De hecho, el estudio de la ESC determina nuevos parámetros para evaluar el corazón de las mujeres de manera más precisa a partir de las diferentes pruebas de imagen diagnóstica, como son la ecocardiografía, cardiorresonancia magnética, cardiotomografía computarizada y medicina nuclear, así como algoritmos específicos que permiten maximizar la información obtenida. «Que la paciente sea mujer influye en la selección de la técnica de imagen médica, en los valores de normalidad que utilizamos como referencia e incluso en la manera en que interpretamos la prueba. Con el corazón femenino, hay técnicas de posprocesado que nos ayudan a ser más precisos en el diagnóstico», señala la directora médica de Ascires.
Este nuevo consenso europeo sobre imagen cardiovascular en mujeres coincide con un estudio piloto de Ascires para prevenir y diagnosticar precozmente la enfermedad coronaria femenina. A partir de una primera muestra de 60 mujeres, especialistas en cardiología e ingenieros biomédicos analizan los factores de riesgo tradicionales, los específicos de la mujer, la presencia de calcificación coronaria y otros parámetros, como la grasa epicárdica, la grasa visceral abdominal y variaciones genéticas que puedan aumentar el riesgo cardiovascular. «Con todo ello, pretendemos encontrar parámetros y herramientas diagnósticas para aplicarlos a una muestra mayor de mujeres y, a futuro, lograr ser más precisos al evaluar el riesgo y el pronóstico de nuestras pacientes», indica la doctora Maceira.
Ascires es el grupo biomédico pionero en España en Diagnóstico por Imagen, Medicina Nuclear, Genética Médica y Oncología Radioterápica guiada por Imagen. Desarrolla su actividad para hospitales públicos y privados, así como en su propia red de Clínicas Biomédicas en la Comunidad Valenciana y Cataluña. Con una trayectoria de más de 60 años y un equipo de más de 600 profesionales, el grupo Ascires centra su labor en diagnóstico y tratamiento, reinvirtiendo anualmente una media del 20% de los beneficios en I+D+i. Una reinversión que le permite la constante incorporación de lo último en tecnología y software médico.
En este sentido, Ascires Grupo Biomédico está focalizado en medicina personalizada de precisión, gracias a la continua innovación en el desarrollo de biomarcadores de inteligencia artificial y algoritmos de diagnóstico propios, que integran los datos genómicos, clínicos y los procedentes del diagnóstico por imagen.
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