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La joven Carla Maronda logra mantenerse en pie gracias a sus primeras prótesis de piernas, en su casa de Xàtiva. Iván Arlandis

Carla, la joven que perdió sus extremidades, en pie frente a la esperanza

La estudiante de Xàtiva que ha perdido piernas y brazos por culpa de una infección afronta «con mucho dolor» los intentos por levantarse y caminar con prótesis. Pero también con emoción: «Con los primeros pasos me salieron las lágrimas». Las de las manos costarán más de 85.000 euros cada una y sigue esperando ayudas para costearlas

Jueves, 12 de septiembre 2024, 00:53

La gran batalla humana de Carla Maronda, la joven de Xàtiva que ha perdido las cuatro extremidades por culpa de una infección bacteriana, sigue librándose. A paso lento, pero firme. Y ahora toca intentar recuperar la autonomía con la adaptación a sus primeras prótesis, con las que ya ensaya acciones tan cotidianas para cualquiera como ponerse de pie o caminar.

Septiembre sería, en condiciones normales, el mes de seguir con su máster de Derecho en la UCV, de volver a clase. Pero la complicación de salud que sobrevino en marzo y derivó en la amputación le depara hoy caminos muy distintos que Carla afronta con sufrimiento. Pero también con ánimo y esperanza. El principal incordio del verano ha sido «el calor», menciona. Pese a los impedimentos, el valor de la amistad y el apoyo alimentan su espíritu: «He conocido a gente maravillosa».

En lo físico, los primeros logros ya están ahí: «He ido avanzando en mi rehabilitación», destaca. Lento, pero sin pausa. Sus primeras prótesis de piernas son provisionales. «Estaré con ellas un mes y estoy aprendiendo a ponérmelas, a levantarme sobre ellas. Ya he dado mis primeros pasos».

Se enfrenta a la situación habitual que padecen las personas con amputaciones en esta parte del proceso de recuperación: el padecimiento de las piernas al adaptarse a un elemento y a un tipo de apoyo completamente antinatural.

«La primera vez que me vi otra vez de pie fue muy muy doloroso», describe. Según detalla, «el pie está preparado para que tú te sostengas sobre él y andes sobre la planta». Un muñón es muy distinto «y menos, una tibia. Eso me está dando problemas». En realidad, confiesa, el momento de levantarse otra vez con ayuda de las prótesis «para nada fue un momento feliz» y «evidentemente, no fue el mismo día que los primeros pasos». Ahí «sí me salieron las lágrimas» por la emoción.

Según describe, se trata de unas prótesis financiadas por la Seguridad Social «pero cuando tenga que hacer mejoras ya se irá bastante de precio». Se refiere a elementos estéticos o deportivos que pueden costar «unos 1.000 euros cada pieza». De momento, las que sustituyen a sus pies valen 11.000 euros cada una. Se las coloca con ayuda de algún familiar y prueba con ellas a mantenerse en pie, entre los lógicos temores por la inestabilidad o el riesgo de caerse y golpearse.

Y se suma un problema: «Hasta que no reduzca algo los dos muñones no tendré las prótesis definitivas». Existe la posibilidad de que sea sometida a una nueva intervención quirúrgica «ante el riesgo de que la tibia perfore la piel». Y es que una cosa es mantener los muñones sin apoyar y otra muy distinta forzarlos con todo el peso del cuerpo contra una superficie, como sucede con el uso de las prótesis.

La rutinas de recuperación «dependen de cada día, de si atiendo alguna entrevista, o tengo que ir a rehabilitación, al fisioterapeuta, las visitas a la psicóloga...». La musculación es fundamental para fortalecer las piernas de cara al nuevo y complicado reto.

Las prótesis que habrán de sustituir a su manos «todavía no las tengo y no sé cuándo las voy a tener». Carla se siente muy agradecida a los rehabilitadores del Hospital La Fe. Ayer mismo, la especialista que la trata firmó la autorización para que estas piezas sean confeccionadas y adaptadas a sus necesidades por el protésico Manel Roca. En él confía su futuro. «Ya he probado cómo funcionan en su centro de Castellón y me atrevería a decir que es bastante fácil, pues constan de unos sensores que interpretan movimientos musculares del muñón para activar distintas funciones», explica.

«Una sola mano vale más de 85.000 euros»

En cualquier caso, «me gustaría concienciar a la gente de que las prótesis tienen un precio súper elevado y que las ayudas públicas que existen hoy son insuficiente para pagarlas. Cubren una pequeña parte, sí, pero hace falta un esfuerzo económico descomunal para las familias afectadas».

Una sola de las manos artificiales a las que aspira «vale entre 85.000 y 130.000 euros». Y en su caso, son dos. Encima «tienen una durabilidad de tres años y se tienen que cambiar». Además, se requieren más según qué funciones: «Las que te sirven para hacer ejercicio no te valen para el día a día. Hay otras para ducharte o para un uso meramente estético...».

En definitiva, la vida para una familia en su situación es «el triple de costosa o más que para otra persona en condiciones completamente normales». Y a todo lo que tienen que gastarse ahora en prótesis añadan la adaptación del hogar a las necesidades especiales de Carla. «Eso es un capítulo aparte», anota la familia de la joven setabense.

¿Qué viene ahora? «No lo sé. El futuro está aún el aire. De momento, a seguir con la rehabilitación, comiendo muchas proteínas para fortalecerme». Carla le echa valentía. La hípica es su pasión y hace dos semanas se atrevió a montar a caballo con la única sujeción de las prótesis inferiores y con la ayuda de una amiga que manejaba al animal desde el suelo. «No fue un minuto, fue casi una hora. Y fue alucinante», recuerda mientras su rostro se ilumina.

Avances contra la limitación

«He ganado autonomía con mis muñones: ponerme alguna camiseta, manejar las lentillas, maquillarme o lavarme los dientes»

Pese a que su recuperación está todavía en un punto incipiente, Carla reconoce que ha ganado autonomía con sus muñones. La increíble capacidad humana de adaptarse frente a los problemas. «He aprendido a ponerme alguna camiseta, a manejar las lentillas, a maquillarme, a lavarme los dientes. Creo que son bastantes cosas dentro de todas las limitaciones que tengo», celebra. Con sus brazos incompletos es capaz de usar el móvil. Buscar fotos y repasa mensajes con asombrosa destreza.

Anímicamente, «me veo bien». Según agradece, «juntarme con mis amigas me viene genial». Se siente «contenta de ver ciertos progresos. No veo aún la luz al final del túnel, pero sí se empiezan a ver destellos». Se ve «con fuerza y ganas de luchar, de lanzarme a por proyectos muy buenos».

Por ejemplo, prevé recuperar sus estudios en marzo vía online, «con un enorme apoyo de la Universidad Católica». Sus hábitos y aficiones no han cambiado «de momento». Es decir, «sigo bastante estancada y dependiente de que me hagan absolutamente casi todo». Pero sigue muy activa en redes sociales y en el impulso de actividades a través de su asociación, Tus Manos Son Mis Manos.

De momento, lo recaudado con iniciativas benéficas y muchos donativos «apenas llega para cubrir una de las futuras prótesis de mano». Se han hecho rifas, sorteos, actividades deportivas... «pero es mucho lo que necesita». Ahora, por ejemplo, prepara un evento en Madrid que mezclará hípica y música. Y gracias a mucha gente las ayudas siguen llegando para conseguir que Carla logre sus objetivos personales con la movilidad perdida. «Tengo muy claro que trabajaré cuando sea posible. Y también que competiré en el mundo de la hípica». Se hace camino al andar. O al cabalgar. Y Carla ya está dando dado sus primeros pasos de nuevo.

 

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