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VALENCIA
Viernes, 12 de febrero 2021, 16:33
El 18 de diciembre de 2020, Sudáfrica anunció la detección de una nueva variante del SARS-COV2 (Covid) perteneciente el linaje B.1.351 y denominada 501Y.V2, debido también a la mutación N501Y. Esta mutación también está presente en la variante B.1.1.7. Esta variante ha desplazado al resto de variantes circulantes en Sudáfrica desde el mes de noviembre, pero no hay evidencias de mayor virulencia. Es la llamada cepa sudafricana, que ha empezado a desatar las alertas en Europa.
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Algunos estudios muestran una disminución de la capacidad de neutralización de sueros de pacientes convalecientes por lo que preocupa que pueda producir un mayor número de reinfecciones o reducir parcialmente la eficacia de las vacunas.
Algunas empresas productoras de vacunas han iniciado el desarrollo de nuevas formulaciones de la vacuna que incluya las mutaciones presentes en esta variante.
Hasta el 8 de febrero de 2021, que es la última fecha en la que el Ministerio de Sanidad publicó los datos sobre la evolución de esta cepa, más de 700 casos han sido detectados en 28 países fuera de Sudáfrica, 200 casos en otros 11 países europeos. En esos datos, por ejempol, no constan los tres que han sido detectados por la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública en la Comunitat Valenciana, que han sido diagnosticados en el Hospital General de Elche.
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«Hay que ser prudentes. La incidencia es una combinación de factores que tiene en cuenta las características del virus pero también las medidas de prevención y de control aplicadas» para luchar contra covid-19, indica a la AFP Bruno Coignard, director de enfermedades infecciosas de la agencia sanitaria francesa Santé Publique France.
«Ninguna información disponible indica que las infecciones de estas cepas sean más graves», según el ECDC. Pero el riesgo «es elevado en términos de hospitalizaciones y muertes». Y es que «una mayor contagiosidad equivale eventualmente a una incidencia mucho más fuerte y por lo tanto a una presión más importante sobre el sistema sanitario aunque la letalidad (de las variantes) sea la misma», según Coignard.
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Una variante del SARS-CoV-2 que fuera «un 50% más transmisible supondría un mayor problema que una variante 50% más mortal», indica en Twitter el epidemiólogo británico Adam Kucharski, valiéndose de una demostración estadística: con una tasa de reproducción de 1,1, una tasa de mortalidad de 0,8% y 10.000 personas infectadas, al cabo de un mes se producirían 129 muertes. Pero si la tasa de contagio aumentara el 50%, el número de decesos se elevaría a 978.
Más información de las vacunas
Según los expertos, el número de la cepa británica y de la sudafricana está por ahora subestimado. Las dos presentan varias mutaciones de las cuales una, la N501Y, afecta a la proteína «spike» del coronavirus, una punta que sirve para pegarse al receptor ACE2 de las células humanas y penetrar en ellas.
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Esta mutación aumenta las capacidades de adhesión del virus al receptor ACE2. Y aunque «no hay ninguna relación claramente establecida entre la adhesión al ACE2 y una mayor transmisión, es posible que esta exista», de acuerdo al Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).
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La variante sudafricana parece suscitar más interrogantes que la británica. Una mutación específica presente en la sudafricana pero no en la británica podría teóricamente «ayudar» al virus a «sortear la protección inmunitaria adquirida por una infección anterior o la vacunación», explicó el lunes el doctor François Balloux, del University College de Londres, citado por el organismo británico Science Media Centre.
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Sin embargo, nada indica por ahora que esta mutación baste para que la variante sudafricana resista a las vacunas actuales, según Balloux.
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El laboratorio alemán BioNTech, creador junto a Pfizer de la primera vacuna contra el covid-19 autorizada en el mundo, aseguró que de ser necesario podría proveer un nuevo producto en «seis semanas» para responder a una mutación.
A falta de poder impedir la propagación de estas variantes, el objetivo es «retrasarlas» al máximo, según Coignard.
El ECDC recomienda a los países afectados tomar medidas similares a las del principio de la pandemia, como la limitación de viajes y los tests a personas provenientes de zonas de riesgo. Pide además controlar la incidencia de estas variantes, multiplicando la secuenciación de los virus.
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