¿Cuánta agua hay que beber cada día realmente?

Existe un mito extendido de que hay que beber dos litros de agua, u ocho vasos al día para mantenerse correctamente hidratado. ¿Pero que hay de verdad en esta creencia? A veces las personas tienen que forzarse a beber agua, pues no todas tienen la misma sed a pesar de tener necesidad de hidratarse. Estudios en España y en varios países de Iberoamérica muestran que, en general, la población no alcanza la ingesta de agua recomendada. Por lo tanto, es necesaria una mayor concienciación sobre la necesidad de beber más agua. La mejor forma es beber cuando tenemos sed. Parece obvio, pero muchas personas no sienten sed, no le prestan atención o incluso puede que no la reconozcan. Por eso es fundamental adquirir un buen hábito de hidratación desde pequeños e insistir mucho a las personas mayores.

Las habrá que tengan problemas renales o en la vejiga y por ello deban aumentar considerablemente el consumo de agua. También aquellas que practiquen un deporte o mujeres embarazadas deberan aumentar la cantidad de líquido que entra en su organismo. También dependerá de la temperatura. No hará falta la misma hidratación en invierno en Navarra que en verano en Sevilla.

Hay estudios que varían las cifras en base al sexo y el peso. Así, un adulto de 50 kilos podría necesitar menos agua que otro de 120 kilos. También las mujeres necesitarían hidratarse en menor medida que los hombres. Pero como todo, cada caso es diferente.

Hay que beber agua, no hay otra alternativa. Es preferible hacerlo en pequeñas cantidades a lo largo de todo el día. Es la mejor forma de favorecer la absorción del agua.

Lo necesario sería cumplir con una serie de recomendaciones:

- Llevar una botella de agua siempre encima para cuando nos entre la sed y no aguantarnos las ganas de consumir líquidos.

- También es importante consumir alimentos ricos en agua como la fruta o las verduras, no toda la hidratación se consigue bebiendo agua. Las infusiones y la leche también pueden ayudarnos. Las bebidas azucaradas no son una opción por su alto contenido en azúcares libres. Estos están relacionados con mala calidad de la dieta, obesidad y riesgo de contraer enfermedades no transmisibles.

- A los niños y a los ancianos hay que prestarles especial atención por sus condiciones de vulnerabilidad.

-Elimina los desechos a través de la orina, la transpiración y las deposiciones

-Mantiene la temperatura en niveles normales

-Lubrica y amortigua las articulaciones

-Protege los tejidos sensibles

Estudios científicos apuntan a una asociación directa entre el grado de hidratación y ciertas enfermedades. Concretamente, la deshidratación se ha asociado con alteraciones urológicas, gastrointestinales, circulatorias y neurológicas. Sin embargo, en muchos casos las evidencias son escasas o inconsistentes como para sacar conclusiones claras.

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