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Paloma Chen
Viernes, 4 de abril 2025, 01:13
Llevar una dieta sana y un estilo de vida saludable tiene que ver mucho más con encontrar alternativas de alimentos que nos sacien y nos aporten nutrientes variados que con privarnos de lo que nos gusta. La famosa expresión latina aurea mediocritas sugiere que alcancemos un punto medio entre los extremos o, en otras palabras, un equilibrio. Este equilibrio es un rasgo muy característico de gastronomías como la china, que ya lleva muchos años introducida en España. Pero algunos aún no conocen en profundidad uno de sus ingredientes estrella: las orejas de madera, nombre con el que se conoce a cualquiera de los dos géneros de hongo comestible Auricularia auricula-judae y Auricularia polytricha.
Otros de los nombres con los que conocemos estos hongos oscuros es oreja de Judas. Esta curiosa denominación deriva precisamente de que el aspecto de este hongo recuerda a una oreja humana. Y el apodarlas «de madera», que es literalmente como se llaman en chino, viene de que crecen en grupo de forma natural en la corteza de los árboles de hoja plana, como los saúcos o los alcornoques, aunque también los podemos encontrar en rocas muy expuestas a la humedad. Además de ser una delicatessen muy apreciada en la cocina asiática, también han tenido un papel relevante en la medicina tradicional china y ayurvédica.
Hoy podemos encontrar fácilmente estas orejas de madera o de Judas en cualquier supermercado de ingredientes asiáticos, normalmente en una bolsa cortadas en tiras y deshidratadas. Cuando están secas, las vemos encogidas, plegadas sobre sí mismas, y con un aspecto muy quebradizo. Para consumirlas, deberemos rehidratarlas para que adquieran su elástica forma original: tienen una textura gelatinosa muy suave y agradable, cuyo tacto, quizá, podría incluso recordar, efectivamente, a esa parte del cuerpo que señala su nombre.
Aunque se pueden consumir crudas y solas, su sabor algo aguado y no demasiado marcado suele requerir que se combinen con otros alimentos complementarios. Es común añadirlas a ensaladas y sopas, o freirlas o saltearlas acompañando platos de arroz, pasta, carne o verduras. Es decir, son muy polivalentes.
Como otros hongos silvestres comestibles, este es muy rico en agua y bajo en calorías y grasa. Pero a diferencia de otros hongos, destaca su gran aporte de fibra, vital para mantener el buen funcionamiento de nuestros intestinos. Consumir oreja de madera equilibra nuestra microbiota intestinal y previene otros problemas, como el estreñimiento y las hemorroides. Eso sí, como es muy bajo en proteínas, lo ideal es que las orejas de Judas sean un complemento, y no un alimento principal.
Por otra parte, nos aportan minerales como calcio, potasio, fósforo y sodio, y ayudan a fortalecer el sistema inmunológico. Sus antioxidantes también ayudan a ralentizar el envejecimiento celular. En la medicina tradicional, se le asocian propiedades curativas en relación a la mejora de la circulación de la sangre, que previene la sequedad, los coágulos, y los trombos, y actúa contra las infecciones de la piel, en los ojos, en la garganta y en las anginas. Sus propiedades antiinflamatorias y antibióticas también han sido demostradas por varios estudios científicos recientes.
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