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Domingo, 28 de enero 2024, 00:23
El Trastorno Afectivo Estacional (TAE) no es un fenómeno raro ni aislado. Según estudios recientes, un porcentaje significativo de la población experimenta síntomas de TAE durante los meses más oscuros del año. Este trastorno, vinculado a la falta de luz solar y cambios estacionales, puede tener un impacto sustancial en la salud mental y el bienestar general.
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Para Sara Lázaro Navarro, coach de salud y terapeuta emocional, «es crucial reconocer que el Trastorno Afectivo Estacional no es simplemente 'sentirse triste en invierno'. Para muchas personas, estos síntomas pueden ser abrumadores y afectar su vida diaria. En este contexto, la comprensión y el apoyo son fundamentales para quienes enfrentan este desafío estacional».
La falta de exposición a la luz solar durante estos períodos es un factor desencadenante, ya que la luz natural desempeña un papel crucial en la regulación de los ritmos circadianos y la producción de serotonina, neurotransmisor asociado al estado de ánimo.
Entre los síntomas del Trastorno Afectivo Estacional (TAE) se incluyen fatiga persistente, cambios en el apetito, irritabilidad, dificultades para concentrarse y una disminución general en el interés por las actividades cotidianas.
«El diagnóstico preciso y la intervención temprana son esenciales para mitigar el impacto negativo en la salud mental de quienes lo experimentan», explica Lázaro Navarro. Y agrega: «El abordaje del TAE implica diversas estrategias, desde terapias de luz (exposición a lámparas de luz brillante) hasta la terapia cognitivo-conductual. Además, la práctica regular de ejercicio físico, mantener una dieta equilibrada y establecer rutinas regulares de sueño pueden contribuir significativamente a mejorar los síntomas».
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Según los expertos, enfrentar el TAE puede requerir ajustes en el estilo de vida: aprovechar al máximo la exposición a la luz natural, buscar actividades que generen alegría y conexión social, así como practicar técnicas de relajación y mindfulness son estrategias eficaces para sobrellevar el impacto emocional del invierno.
«La conciencia y la autogestión son herramientas clave en la gestión del TAE. La conciencia implica el reconocimiento y la comprensión de los propios síntomas, emociones y patrones de comportamiento asociados con la depresión invernal», refuerza la especialista en terapia holística.
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La autogestión, por otro lado, es la capacidad de implementar acciones y estrategias que contribuyan a mantener un equilibrio emocional durante la temporada invernal. Esto puede incluir la adopción de hábitos saludables, la planificación de actividades placenteras y la búsqueda de apoyo social.
«La epigenética es clave aquí para entender el contexto de la TAE. La práctica regular de técnicas de relajación, como la meditación y la respiración consciente, pueden ser especialmente beneficiosa en la autogestión, ayudando a reducir el estrés, mejorar la calidad del sueño y promover un estado de calma mental. Si logramos integrar estas técnicas en la rutina diaria podemos contribuir a contrarrestar los efectos negativos del invierno en el estado de ánimo», finaliza Lázaro Navarro.
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