Clara Alfonso
Valencia
Miércoles, 31 de enero 2024, 01:49
El paracetamol se ha consolidado como un medicamento de uso generalizado en los hogares españoles, siendo la elección más habitual para aliviar dolores y reducir la fiebre. Como miembro de los analgésicos y antipiréticos, su ventaja radica en ser menos propenso a causar irritación gástrica, no obstante, es importante tener en cuenta con qué alimentos se mezcla.
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Según el Centro de Información Online de Medicamentos de la AEMPS (CIMA), en la ficha técnica del paracetamol figura que combinar la ingesta de alimentos y el medicamento aumenta el tiempo de absorción, ya que los alimentos «disminuyen la motilidad y el tiempo de tránsito gastrointestinal». En este sentido, las frutas como la manzana o la pera pueden retrasar la absorción del paracetamol, provocando que tardemos más en notar el alivio del dolor.
Esto se debe a que, según el informe del Consejo General de Colegios Farmacéuticos de España, bajo el título 'Manual de interacciones entre Alimentos y Medicamentos', los alimentos que contienen más carbohidratos no son compatibles con la toma del paracetamol para un alivio temprano de la dolencia.
Las bebidas alcohólicas también pueden interactuar de manera potencialmente peligrosa con este medicamento.
El alcohol etílico, también conocido como etanol, es una de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo industrializado. A dosis moderadas es un ansiolítico socialmente aceptado; tras ingerir pequeñas cantidades se registra una relajación y desinhibición del individuo con una mayor capacidad para relacionarse. No obstante, su ingesta puede modificar el efecto de los fármacos de forma distinta, dependiendo de si su consumo es agudo o crónico.
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Concretamente, cuando se combina el paracetamol (acetaminofén) con alcohol, también se aumenta el riesgo de daño hepático. El alcohol y el paracetamol comparten el mismo proceso de descomposición en el hígado, lo que puede llevar a una mayor acumulación de sus productos tóxicos y causar daño al hígado. En casos graves, esta combinación puede desencadenar insuficiencia hepática potencialmente mortal.
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Es importante recordar que las interacciones pueden variar según la dosis, la frecuencia y la duración del consumo de alcohol, así como la dosis y el tipo de medicamento. Es por ello que siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud o farmacéutico antes de consumir alcohol mientras se toma cualquier medicamento, ya que estas combinaciones pueden ser potencialmente peligrosas y perjudiciales para la salud.
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