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Sputnik V. Shamil Zhumatov / REUTERS
Trombos con las vacunas de AstraZeneca y Sputnik | El EDTA, el componente que comparten las vacunas de AstraZeneca y Sputnik y que podría ser el responsable de los trombos

El EDTA, el componente que comparten las vacunas de AstraZeneca y Sputnik y que podría ser el responsable de los trombos

El profesor alemán Andreas Greinacher describe que este nuevo situación adversa en realidad es «un efecto colateral»

jla

Sábado, 24 de abril 2021, 15:46

El proceso de vacunación contra el coronavirus está repleto de momentos críticos. La cantidad de dosis que los laboratorios entregan a los países está muy lejos de ser el óptimo y necesario para que la población mundial pueda quedar inmunizada, al menos, durante el verano. Las diferentes evaluaciones que se han tenido que hacer de forma urgente a las dosis, por ejemplo, de AstraZeneca y Janssen han significado un notable descenso en el ritmo de vacunación. A ello ha que sumarle que la vacuna británica está en constante choque con las autoridades europeas por incumplir sistemáticamente la previsión de dosis que tiene que hacer llegar a la autoridad continental. Todo empezó con los trombos. La Agencia Europea del Medicamento ha reconocido con ambas soluciones que son un «efecto secundario muy raro» que debe añadirse a sus respectivos prospectos, pero que la vacunación debe proseguir ya que «los beneficios son mayores que los riesgos». ¿Por qué un porcentaje mínimo de las personas vacunadas están experimentando casos trombóticos? El profesor alemán Andreas Greinacher ha puesto en el punto de mira a un 'ingrediente' de dichas vacunas y que se ha registrado en «concentraciones relativamente altas». La cuestión es que el experto sólo ha señalado a la vacuna de AstraZeneca y a la rusa de Sputnik.

Esta misma semana en el programa de Íker Jiménez, 'Horizonte', se hacían eco de la entrevista concedida por el profesor Andreas Greinacher y en la que explicaba cómo se generan los trombos tras la vacunarse, cuál es el proceso interno que el cuerpo humano experimenta y que acaba con un proceso trombótico.

En un momento dado de la entrevista, Greinacher explicaba que se ha «demostrado que la vacuna tiene proteínas que se originan en el proceso de fabricación y no son del virus simplificado. Encontramos que aproximadamente la mitad de esas proteínas de la vacuna se derivan de una célula humana que se utiliza para multiplicar el adenovirus. (…) Hemos observado que uno de los componentes de la vacuna, el EDTA, está presente en concentraciones relativamente altas». Íker Jiménez aportaría después que el EDTA sólo está presente en las vacunas de AstraZeneca y Sputnik V.

Tras la administración de la dosis el cuerpo comienza a recibir los primeros efectos de la solución. Es en ese momento cuando se despierta «un fiero dragón». «Cuando la inflamación es fuerte, en nuestro cuerpo se despierta una parte antigua y latente del sistema inmunológico, un fiero dragón al que es preferible tener dormido a menos que algo realmente grave esté sucediendo en nuestro organismo», detallaba Greinacher.

Atendiendo a la explicación del experto, los trombos no serían sino que un «daño colateral» provocado por la vacuna, una situación derivada del proceso en el que el cuerpo humano 'absorbe' las propiedades de la vacuna para poder luchas contra la infección de coronavirus. «La señal inflamatoria le dice a esta parte del sistema inmunológico que algo va mal y es entonces cuando comienza a despertarse. Entre 5 y 10 días después alcanza su capacidad máxima e intenta defenderse de una serie de patógenos que en realidad no están en nuestro cuerpo, provocando un daño colateral que acaba derivando en complicaciones trombóticas», sentenciaba Greinacher.

Posteriormente a la emisión de la entrevista al experto alemán, el comunicador científico Pablo Fuente exponía los datos oficiales de los casos de trombos registrados con cada vacuna. Atendiendo al componente EDTA que comparten Sputnik V y AstraZeneca, con la solución rusa no se ha notificado ningún caso trombótico, mientras que con las dosis británicas son 142 casos en 16 millones de dosis. En Pfizer, 11 en 59 millones y en Moderna, 2 en 5,2 millones.

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